14 años de prisión por lesiones graves

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25 de agosto, 2015 - 3:39 pm
Redacción Diario Qué Pasa

 

Boettcher nunca mostró remordimiento de conciencia por los actos cometidos junto a su «sumisa»

Fotos: Cortesía

El libro 50 Sombras de Grey fue una sensación entre las mujeres de todo el mundo, quienes muchas veces llegaron a soñar con viviruna experiencia similar

Italia —
Alexander Boettcher, un guapo y sexi milanés adinerado, y Martina Levato, una chica que fue «normal» hasta que se convirtió en su «sumisa», y fue arrastrada por él a una vida criminal que los condenó a 14 años en prisión, protagonizaron una versión más bizarra de la franquicia 50 Sombras de Grey.

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Levato y Boettcher fueron  condenados por una corte italiana, presidida por Ana Introini por el delito de lesiones graves, debidamente calificados por la fiscalía con el agravante crueldad.

Atracción fatal

Alexander y Martina se conocieron en un bar latino, e inmediatamente ella se convirtió en su sumisa.

Alexander Boettcher, de 30 años, proviene de una familia italiana de mucho dinero por parte de su madre, Patrizia Ravassi, mientras que su padre era un doctor alemán quien lo abandonó cuando él tenía 14 años.

Él tenía tal control sobre ella que hasta le hizo una marca en la cara con un bisturí para demostrar su posesión, y su megalomanía era tan excesiva que exigía que todos, incluida Martina, lo llamaran
«The King»

Este guapo italiano se casó con Gorana Bulog, una modelo croata, pero le era infiel constantemente con muchas otras mujeres.

Martina Levato, era una estudiante de 20 años a quien sus padres describían «como una niña estudiosa, inteligente y linda» hasta que conoció a Alexander.

Aunque todos los cercanos a Martina le advirtieron sobre su relación con él, el control que Boettcher tenía con la mujer era tan alto, que le dejó una marca en la cara hecha con un bisturí para demostrarle a ella y su círculo cercano que le pertenecía. A pesar de las advertencias, la atracción de la estudiante crecía cada vez más, a pesar del maltrato físico y la manipulación psicológica, un claro ejemplo de esta situación es un mensaje revelado por las autoridades donde le decía que estaba gorda, pero que aún así él la había elegido a ella por sobre las otras mujeres.

Martina no solo se convirtió en la amante de Alexander, quien tenía en el palacio de su mamá un cuarto lleno de artefactos sadomasoquistas que usaba con sus sumisas, sino que aceptó y consintió la participación en tríos con chicas que él escogía, y únicamente se hacía lo que él pedía, sin que las mujeres pudieran decidir nada.

«En la mañana me despierto con una máscara y en algunos momentos me doy cuenta de que ha pasado —dice Barbini, como se informa en la sala del tribunal el abogado Paolo Tosoni— que me pasó a mí, que no era una pesadilla… por lo menos tres o cuatro veces al día, sin querer, me encuentro pensando en mi vida… a todos aquellos puntos que voy a tener que hacerse de nuevo, tal vez abandone

Vidas desfiguradas

Martina cambió drásticamente después de ser la «sumisa» de Alexander y llegó a adorarlo como si fuera su amo, y aunque la enfermiza relación había trastornado gravemente a la chica, no había llegado a afectar a alguien más, hasta que Alexander tuvo una idea escalofriante.

En algún momento, a él se le ocurrió que el pasado de su sumisa debía de ser borrado. Y por pasado, se refería a sus exes. Alexander le dijo a Martina que debía purificarse y solo podía lograrlo con desfigurar la cara de sus exnovios con ácido.

De sus víctimas más notables fue Pietro Barbini, un ex de Martina quien había estado en contacto con ella por motivos amistosos, a quien Alexander y la chica emboscaron en diciembre 2014, cuando la misma Martina le arrojó ácido en la cara, el ácido en cuestión de momentos devoró los rasgos de su cara, deformando para siempre, junto con toda su esperanza de vida.

Mientras tanto, Pietro Barbini declaró que nunca cree poder volver a salir a la calle por tan horrible que le quedó la cara y que preferiría dedicarse a la música en su casa para «trabajar desde la oscuridad».

Además, Martina tuvo un hijo con Alexander hace unos meses y la jueza que los envió a prisión dijo que el bebé les sería confiscado por el Estado y señaló que: «Lo mejor para ese niño sería nunca saber quiénes son sus verdaderos padres».

La jueza además les dijo que de todos los criminales que ha sentenciado ellos son «los más peligrosos, pues hay un vacío en dónde debería de haber un alma».

Por su parte, la esposa de Alexander ha declarado que su marido «arruinó su vida», pero no es mucho lo que se ha escuchado de esta guapa mujer, que obviamente no sabía con quién se casó.

Según la jueza Ana Introini, los dos amantes, con lo que a la atención de la corte de su falta total de empatía, han demostrado ser completamente centrado en sí mismos, insensible y totalmente indiferente a los sentimientos de los demás, encerrado en su lógica personal, incapaz de mostrar sentimientos y emociones desinteresadas

Madre alcahueta

«Yo creo ciegamente en la inocencia de mi hijo. Y, así sean culpables, una vez pagada la deuda a la justicia, van a ser buenos padres. Martina no es una mujer peligrosa como la que tendría que ir. Él no mató a un niño. ¿Por qué tanta crueldad?»

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