Estudiando el funcionamiento del cerebro de un piloto

27 de mayo, 2015 - 3:16 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Foto: Agencias

El pasado mes de marzo un avión de la aerolínea Germanwings se estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo. Nadie sobrevivió al accidente.

Según los primeros elementos de la investigación, Andreas Lubitz, el copiloto, efectuó maniobras para estrellarlo de forma voluntaria. Los expertos estudian ahora por qué lo hizo.

Científicos franceses, estadounidenses y japoneses trabajan juntos para entender mejor cómo funciona el cerebro de un piloto.

En concreto, realizan una investigación sobre las reacciones fisiológicas y neurológicas de los humanos en situaciones de estrés con el objetivo de reconocer señales que ayuden a prevenir este tipo de catástrofes.

El equipo de científicos desarrolla ahora en un laboratorio de la ciudad francesa de Toulouse instrumentos que podrían ayudar al piloto a gestionar mejor la carga de trabajo simplificando la cabina y realizando un seguimiento de los movimientos del ojo y de la actividad cerebral.

“Intentamos entender mejor el problema del factor humano utilizando instrumentos propios de la neurociencia como el electroencefalograma, la medida fisiológica del ritmo cardiaco, la transpiración, la medida del diámetro pupilar. También estudiamos hacia dónde mira el piloto a cada instante. Todo estos datos nos ayudan a entender mejor cómo funciona un humano en situaciones complicadas o de estrés y fatiga con el objetivo de prevenir accidentes que podrían ser evitados”, explica Mickael Causse, uno de los responsables de la investigación.

A bordo de un verdadero avión se realiza un electroencefalograma para medir una serie de impulsos eléctricos en el cuero cabelludo y así realizar un gráfico de la actividad cerebral.

El Profesor Frederic Dehais nos explica cómo funciona el sistema de
seguimiento de ojos:

“Es un aparato muy ligero, pesa menos de 80 gramos. Tiene una cámara frontal que nos muestra hacia dónde mira el piloto, cuál es su perspectiva. Tenemos otra cámara, más pequeña, que grabará sus pupilas y, como está calibrada, nos enseñará en tiempo real cuál es la dirección exacta hacia la que mira el piloto”.

Los investigadores están probando ahora aparatos y algoritmos que podrían detectar si al piloto le cuesta reaccionar de manera apropiada ante un conjunto de condiciones complejas como mal tiempo o una emergencia. En una situación de estrés extremo el piloto puede llegar incluso a ignorar de manera involuntaria el sonido de las alarmas centrándose apenas en aquello que ve.

Por ello, en la cabina del futuro la cantidad de información que recibe el piloto podría ser limitada a lo estrictamente necesario.

“En el futuro esperamos que las cabinas sean menos invasivas, capaces de controlar la carga de trabajo del piloto y, gracias a la tecnología, capaces también de presentar al piloto la información de manera más sencilla reduciendo así la cantidad de datos a los que debe prestar atención. De esta manera los pilotos, en situaciones en las que la carga de trabajo sea superior en la cabina, podrán concentrarse apenas en los datos que necesitan”, asegura Daniel Callan, otro de los investigadores.

Desde el accidente de Germanwings el pasado mes de marzo, los pilotos son el centro de atención. Pero los expertos aseguran que, a pesar de todo, sería muy difícil que un día los aviones sean pilotados de manera automática o, simplemente, por una persona.

“Existe un gran obstáculo psicológico. ¿Los pasajeros confiarían en un avión pilotado de manera automática? Por el momento, no lo creo. Ocurriría lo mismo con un avión pilotado por una sola persona ya que hemos visto lo que ha ocurrido. Por ahora seguirán viajando en la cabina dos pilotos”, asegura Mickael Causse.

El impacto de este estudio podría ser enorme en el futuro ya que la selección de los pilotos sería totalmente diferente así como el diseño de las cabinas de mando.

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