El hecho, considerado por los parientes como accidental, ocurrió el lunes a las 9:00 de la noche

Niño de 2 años murió arrollado por su padre en Nueva Vía

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2 de mayo, 2017 - 10:01 pm
Wilson Alvarado / [email protected]

El pequeño tomó un juguete que estaba detrás de la camioneta de su padre, quien aceleró sin percatarse que el menor se encontraba allí

Foto: Wilson Alvarado

Maracaibo — Ahogados en llanto, con impotencia en sus rostros, sin consuelo alguno, y abrazados unos sobre los otros, fueron los escenarios de dolor que estremecieron, las inmediaciones de la morgue forense de la localidad.

Allí, se encontraban devastados los padres y parientes de un pequeño de tan solo 2 años de edad, a quien se le resguarda su identidad, quien fue arrollado de manera accidental por su padre Mervin Rodríguez, mientras intentaba estacionar su camioneta.

El reloj marcaba las 9:00 de la noche del día festivo del pasado lunes, cuando los dolidos padres llegaron a su vivienda, ubicada en el sector Primero de Mayo, parroquia Chiquinquirá, sin imaginarse que la tragedia los arroparía en cuestión de minutos.

Según declaraciones de algunos deudos que se apostaron en la morgue, la familia llegó de paseo y estacionaron la camioneta familiar, una Cheyenne, doble cabina, color vinotinto, en el frente de su residencia.

Mientras la madre del pequeño, Claudia Otero, intentaba abrir el portón principal de la casa para que su esposo guardara la unidad, colocó al infante en una silla plástica. El resto de sus hijos entraron a la vivienda para descansar del agotador día.

En una descuido de los padres, según los informantes, el pequeño bajó del asiento y se fue  caminando justo detrás de la camioneta y halló la muerte.

Desenlace

La criatura caminó, hasta la unidad que ya se encontraba dentro del inmueble, para tomar un juguete que por mala suerte del destino se encontraba detrás de los cauchos.

Rodríguez aún no había apagado el automotor y al acelerar para cuadrar la posición del vehículo aplastó el cuerpecito de su bebé.

La desesperación se apoderó de la madre de la criatura, quien al escuchar la pisada y los gritos de dolor de su pequeño, alarmó a su esposo y a los vecinos con  gritos desgarradores que se apoderaron más de ellas, cuando avistó que la sangre cubría el rostro de su pequeño. Atribulados, los progenitores cargaron al pequeño ensangrentado y de inmediato lo trasladaron al Hospital Chiquinquirá, donde los galenos de turno intentaron estabilizarlo, pero falleció a los pocos segundos de su ingreso. Sufrió politraumatismo craneoencefálico, dijeron los médicos.

Dolor e impotencia

El infante fue trasladado a la morgue por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC). Los deudos no daban crédito a lo sucedido. «Dios mío esto es un dolor muy grande. Mi bebecito, padre amado por qué me pasó esto a mí», repetía sin cesar Mervin, mientras que su esposa Claudia buscaba consuelo: «Cuándo voy a volver a ver a mi hijo, Dios dame fuerza». La desesperación y el dolor la quebrantaban, pero las ansias de volver a ver a su hijo le dieron fuerza. Junto a su esposo, agarrados de la mano y con sus rostros lleno de lágrimas, entraron a la morgue para ver a su pequeño. Los gritos del dolor siguieron latentes, al salir de su cometido la dama se revolcaba en los brazos de Mervin, quien se reprochaba la muerte de su criatura.

El menor, quien fue puesto dentro de un féretro de color blanco, fue cargado por sus deudos hasta la carroza fúnebre. Los parientes y compañeros de trabajo de ambos padres escoltaron la carroza fúnebre hasta el cementerio El Edén.

Decidieron sepultar al menor, ayer mismo, para apaciguar el dolor que le destroza hasta los huesos.

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