Asesinan a dos hermanos en una fiesta

20 de mayo, 2014 - 1:46 pm
Redacción Diario Qué Pasa

A los hermanos José Benito Gil (33) y Juan Manuel Galvis (30) les dieron muerte la madrugada de ayer dentro de una vivienda de la calle 6 del barrio Mi Esperanza, parroquia Venancio Pulgar de Maracaibo, cuando disfrutaban de una velada de tragos y música. Del crimen señalan a Manuel Ferrer, alias «El Pepo», de quien dicen que fue escolta y estaría vinculado al «megarobo» de Ciudad Universitaria, ocurrido en 2013. Dos hermanos fueron asesinados a mansalva por un reconocido azote del barrio Mi Esperanza, sector El Marite, la madrugada de este lunes

Maracaibo — Lo que inicialmente era una fiesta entre amigos, culminó en tragedia en una vivienda de la calle 6 del barrio Mi Esperanza, parroquia Venancio Pulgar de Maracaibo. Una riña dejó a un par de hermanos muertos la madrugada de ayer.

Testigos del hecho señalaron a un sujeto apodado «El Pepo» como el responsable de matar a los hermanos José Benito Gil (33) y Juan Manuel Galvis Sánchez (30). Ambos quedaron muertos en el sitio.

Manuel Ferrer, verdadero nombre del presunto homicida,  les cayó a tiros a las víctimas, a quienes  remató en el suelo.

Tras cometer el crimen huyó hacia los fondos de la referida calle, encontrándose de frente con un tercer hermano apodado «El Gocho», a quien encañonó y le quitó la motocicleta en la cual se desplazaba.

Voceros del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) indicaron que las dos víctimas laboraban como obreros y residían en la misma parroquia donde fueron asesinados.

Los hermanos fueron descritos por vecinos como hombres trabajadores y dedicados a sus familias. Se conoció que también fungían como vigilantes del sector.

Azote de barrio

De «El Pepo» se supo de manera extraoficial que están tras su búsqueda, ya que este es un fuerte azote de barrio del oeste, fue escolta de un jefe policial y presuntamente uno de los responsables en el robo millonario de Ciudad Universitaria de El Marite en el año 2013.

La policía científica le sigue los pasos y presume que pueda estar enconchado en casa de uno de sus familiares.

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