Comerciantes informales soportan altas temperaturas. Además laboran entre la basura y olores nauseabundos.
Maracaibo — Desde muy temprano los comerciantes informales del casco central de la ciudad empiezan su ardua labor —instalar su lugar de trabajo, exhibir la mercancía, y organizar las verduras y frutas— para esperar a los compradores.
Muchos de los buhoneros tienen años laborando en esos espacios, algunos de ellos extranjeros, quienes al igual que los nativos, sufren calamidades para poder llevar el sustento a sus hogares. Estos comerciantes informales desayunan, almuerzan y cenan entre olores fétidos y basura acumulada en cada una de las esquinas. Tomar un descanso es igualmente una odisea, lo hacen en el mismo lugar de trabajo soportando el inclemente calor marabino.
El comerciante José Ferrer lleva más de nueve años vendiendo frutas
Ana Bravo lleva 25 años vendiendo accesorios femeninos.
Muchos buhoneros montan y desmontan a diario sus tarantines
Personas llegan desde muy temprano a hacer sus compras
Arepas de maíz y bebidas gaseosas son vendidas en pleno centro
Esta joven desayuna entre olores nauseabundos
Fuertes temperaturas soportan los buhoneros para poder vender su mercancía
Mientras se puede, algunas personas descansan en su mismo lugar de trabajo
Transeúntes comen en plena vía pública sin importar si cumplen con las normas de salubridad
Fotos : Gabriela Sanz
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