«Chiqui, dame un refresco y se lo anotáis a Nancy»

kar
10 de agosto, 2015 - 1:56 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Foto: Juan Urribarrí

Maracaibo — Bajito, con marcada evidencia de ancianidad, dedos gruesos y uñas mal cortadas; algunas veces huraño, otras —la mayoría— muy sociable: Se llama Felipe, pero nadie lo sabe… Todos lo llaman «Chiqui» e inmediatamente viene la frase «dame un refresco».

Felipe Oriana es un personaje que para muchos pasa desapercibido, pero para todos los que trabajan en el sector Punto Rojo de la avenida Libertador—por ahí, por uno de los tantos «Bingo Reina»—, es «la salvación», porque es quien regenta el puesto de hidratación que los provee de las bebidas para rodar el almuerzo y matar el calor.

«Chiqui» se afinca el sombrero, sonríe y aunque no le quedan muchos dientes le sobran amigos. «Él es calidad, lo queremos mucho», afirmó uno de los cientos de buhoneros a los que «Chiqui» les presta su servicio.

No recuerda qué edad tiene, pero debe ser mucha porque, como dicen por ahí, para que a un guajiro le salgan canas deben haber transcurrido unos cuantos abriles.

Lo que sí recuerda es que llegó a Venezuela en el 73, desde su Nazareth natal, población costera del municipio Uribia, en la Alta Guajira colombiana. Desde entonces trabaja allí, en el casco central de Maracaibo, donde comenzó con café, chucherías y periódicos.

No tiene hijos, aunque se reconoce como un amante prolífico que, según dice, ha compartido cama con muchísimas mujeres. Quizás se deba al guarapo de ramas que él mismo prepara y que ingiere a diario «para aumentar la energía».

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