El comercio informal prolifera en el casco central a causa de no reubicar los establecimientos ambulantes en un sitio idóneo
Foto: Elienne Contreras
Maracaibo — Si algo se le da bien al marabino —y con mucha destreza cabe mencionar—, es el comercio. El ingenio, la disposición y el oportunismo, se conjugan a la hora de innovar con algún bien o servicio.
El casco central de Maracaibo es un ejemplo irrefutable de la actividad comercial del estado, donde más allá de lo que puede observarse a simple vista, se teje un negocio que amasa cifras millonarias y además está en auge: alquilar mesas, «módulos», tarantines y espacios para la venta.
Aunque parezca obvio, pocos conocen las cifras por las que se alquilan estos comercios improvisados que generalmente se ubican sobre aceras públicas o incluso a plena vía púbica.
Cifras
Entre 60 mil y 180 mil bolívares al año cuesta rentar una mesa, sin nada más, frente a las torres de PDVSA en la avenida Libertador del casco central.
Mientras que un «módulo» (espacio cuadrado con techo de zinc y rodeado por rejas para guindar los productos), se oferta entre 250 y 500 mil bolívares al año.
Juan Carlos González, propietario de un módulo en la avenida Libertador, comentó que el valor de los espacios puede aumentar si poseen santamarías.
Pago temeroso
Por su parte, Zenilda de la Oz, quien alquila una mesita frente al centro comercial La Redoma, destacó que paga 2 mil bolívares diarios y corriendo el riesgo de que la policía en cualquier momento (como ya le ha pasado varias veces), la quite del lugar y se le lleven la mesa.
En este sentido, denunció que «para devolverle la mesa, los funcionarios exigen el pago de Bs. 15 o 10 mil. Ojalá nos reubicaran, donde sea, pero que lo hagan para no seguir pasando por esto», expresó De la Oz.
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