Basura ahoga potencial turístico en Santa Rosa

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25 de octubre, 2013 - 11:53 am
Redacción Diario Qué Pasa

 

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Maracaibo — Una cantidad incuantificable de botellas plásticas mezcladas con basura parecen sostener los palafitos de Santa Rosa de Agua, ubicado en la parroquia  Coquivacoa. La indolencia de sus coterráneo y la falta de voluntad gubernamental han dejado sumergir en la decidía el esplendor que en otrora tuvieron estas viviendas sembradas en el Lago de Maracaibo y llenas de tradición zuliana.

La comunidad autóctona está bendecida por la naturaleza, pues su casa emergen del estuario zuliano y tienen un atractivo turístico envidiado por cualquier país del mundo; sin embargo, en Santa Rosa de Agua se ve, huele y vive mal.

Según sus propios habitantes, en su mayoría del sector La Puntica dedicados a la pesca ven pasar sus días con la disminución de peces ante la alta contaminación de las aguas del Lago, mientras ellos mismos dicen acumular los desechos sólidos por falta de amor al terruño.

Gerardo López, pescador y habitante del sector desde su nacimiento hace 59 años, expresó con pena «esta basura es culpa de nosotros mismos, primero porque el camión no la recoge constantemente y también  porque la gente la acumula en las orillas esperando que venga el Iclam y les pague para recogerla».

López explicó que las viviendas en la zona no cuentan con sistema de drenaje y por lo tanto todas las aguas residuales van directamente al Lago, esa contaminación afecta a sus habitantes, así como la cantidad y calidad de la pesca. La pesca de corbina, lisa, róbalo y camarones se han visto mermado en los últimos años. Además, hay ocasiones que se pierden por machas de petróleo que arrastra el viento.

Por otra parte, los derrames de hidrocarburo han afectado al ramo pesquero, siendo la principal fuente de trabajo en la zona. Los lugareños señalaron verse afectados por machas de petróleo que dañaron sus embarcaciones y mancharon las redes utilizadas para la pesca de camarones, así lo explicó José Morán, experimentado pescador de Santa Rosa de Agua.

Morán abrió paso entre la caminería de madera que conducen hasta su palafito, donde mostró a QUÉ PASA,  su interesante labor artesanal. Allí repara las redes de su trabajo, oportunidad que tomó para señalar las secuelas de cómo las manchas de petróleo tiñeron las mallas. Explicó además que las lanchas fueron pintadas para quitarles el petróleo.

Al enfocar la lente de la cámara, dejar atrás la basura, apatía y el olvido evidentes en las veredas, orillas y en las viviendas; se deja ver un horizonte prometedor, donde el ajeno se siente orgulloso de pisar un palafito, ver la vivencias de los niños que juegan metras en la arena, mientras los jóvenes de generación en generación se enorgullecen de ser pescadores.

Arrimar el turismo a la zona, sería de gran provecho para sus habitantes, dar apoyo a la pesca, fomentar la creación de restaurantes y ofrecer recorridos históricos entre las casas sobre las aguas del Lago marabino, sería toda una experiencia para propios y extraños que visiten Maracaibo. Los visitantes podrían llevarse fotos y retratos con paisajes escasos en el mundo.

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Más allá del basurero se puede ver un futuro prometedor para el turismo local.

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Las políticas gubernamentales deberían estar enfocadas a propiciar conciencia ecológica entre propios y extraños.

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En lo íntimo los pequeños de Santa Rosa conservan tradiciones poco vistas en la actualidad.

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Gerardo López, pescador (59).

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José Morán, pescador (57).

Fotos: Iván Ocando

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