A diario surgen denuncias por los precios y la «maraña»

Adquirir gas en bombona es una ardua tarea

8 de agosto, 2016 - 2:30 pm
Claudimar Salas / [email protected]

Mucho se habla de la crisis alimentaria en el país. Aunado a ello está la carencia del suministro de gas directo y, peor aún, la adquisición del sustituto: el gas en bombona

Foto: Katherine Medina / Claudimar Salas

Maracaibo — Muchas son las vivencias e historias que se sienten y escuchan mientras un ciudadano común espera una bombona surtida de gas (gas licuado de petróleo), para realizar las actividades diarias de cocina en el hogar u otros usos tradicionales del derivado petrolero, como en las industrias para la fundición, secado, flameado, cocción de productos… Y en el sector agropecuario para el control permanente de temperaturas durante la cría.

Mariana Moreno, residente del barrio 24 de Junio de Maracaibo, denunció que en la sede de PDVSA Gas comunal, ubicada en la Zona Industrial se presentan irregularidades en el servicio.

En este sentido, Moreno detalló que en el lugar no querían surtir las bombonas de las personas que lo requerían, por un supuesto decreto proveniente de la gerencia en el que se establecía la afirmación de la señora. Por lo que ese día, las personas molestas decidieron trancar el paso de los camiones y protestar frente a la sede, en reclamo al hecho. Finalmente, la empresa los atendió. QUÉ PASA fue hasta el lugar de los hechos a escuchar de primera mano y vivir en carne propia la experiencia.

El vía crucis

Desde muy temprano y como de costumbre, el gran número de individuos interesados en el llenado de sus bombonas realizaron la respectiva «cola», donde tuvieron prioridad los que desde las 5:00 de la mañana esperaban firmemente en el portón del llenadero, de 10 en 10 era la autorización para entrar.

El proceso avanzaba con normalidad. Sin embargo, más tarde señoras, señores y jóvenes ya impacientes por la espera se quejaban del calor y de los «colados». Deseaban salir de inmediato del lugar.

«Por eso es que este país está como está, nadie les pone un para’o a los vivos que quieren pasar por encima de los demás», expresó un usuario al percatarse de que los trabajadores del llenadero de PDVSA Gas comunal, entraban con personas a surtir primero, sin respetar la espera de los demás. ¿Acaso ellos tienen más derecho?

Más tarde, comentarios de precios especulativos estuvieron en la cúspide: «No, ya no se puede comprar el gas por la casa, los vendedores son unos abusivos porque quieren vender la bombona de 10 kilos en 800 bolívares y eso lo que cuesta son 20 bolívares, ahora prefiero echarme el polo». «Quieren llenarse a costilla de uno, no es posible pagar hasta 30 mil por una bombona de las grandes en la calle». «Solicité un código para que me llevaran la bombona a la casa, pero nunca llegó y tuve que venir, vamos pa’ atrás».

Ya casi llegando el mediodía, una situación irregular se presentó cuando un vigilante de la empresa se acercó al portón y contó las bombonas faltantes por llenar, al término dijo que solo las personas presentes serían las atendidas ese día. No se escucharon rumores…

Sin embargo, aproximadamente 20 personas más llegaron luego del anuncio y el vigilante no se percató el hecho. Inmediatamente, cuando lo hizo, salió a recordar hasta cual persona se iba a atender ,«yo les dije que iba a atender hasta la señora de amarillo, a más nadie», indicó, lo que causó furia en las personas retardadas.

«Hermanito atendenos que ya estamos aquí, nada te cuesta»; «ajá y ¿por qué no nos vais a atender? ¡Si apenas son las 11:00 muchacho!»; «o nos atendéis o nos atendéis, no sé cómo vais a hacer», se escuchaba entre gritos y reclamos al vigilante, pero este mostró su mejor cara de despreocupación y reiteró el mensaje.

Un trabajador se acercó a la fila, comentó que era una injusticia que no atendieran a todo el que llegara porque si había necesidad del servicio, había que cumplirlo. Alguien le preguntó por qué solo atendían hasta el mediodía y se limitó a responder que «son órdenes de la gerencia, se atiende solo hasta las 11:00 de la mañana y nosotros tenemos que cumplir». Por la respuesta, las personas pidieron hablar con el/la gerente del establecimiento, sin embargo, la respuesta no fue satisfactoria: «el gerente no está aquí».

Además, el trabajador por cuenta propia y sin responder alguna pregunta comentó e informó sobre las deficiencias en la empresa: «Mucha gente viene porque ya no pueden comprar la bombona por su zona (…) la realidad es que aquí en la empresa faltan camiones; solo hay tres funcionando y ya no hay bombonas como antes porque cuando salen en los camiones o las venden carísimas por ahí o se las roban…».

Mientras los comentarios se daban, trabajadores y directivos estudiaban la posibilidad de atender a los faltantes. Minutos después a las 11:30 am ya no eran 20, sino 30 personas quienes a pesar de la advertencia no se movieron del lugar; constantemente gritaban, reclamaban, insultaban y golpeaban la cerca de la empresa.

Obscenidades iban y venían de boca de usuarios enfurecidos. Un señor de baja estatura, moreno y empapado en sudor, salió de su lugar en la cola y se ubicó en la entrada, durante el trayecto balbuceaba que «son unos inconscientes, pero de aquí nos vamos con las bombonas llenas», pues no surtir su bombona ese día significaba la imposibilidad de cocinar el alimento en su hogar.

Entre malas palabras y gritos exclamó: «Abrí el condenado portón si no queréis que te lo tumbe y ahí sí es verdad que vamos a tener problemas, mi familia no se va a quedar sin comer porque a vos te da la gana», el comentario encendió una llamarada de insultos. Las demás personas apoyaron y se unieron a cerrar la entrada del establecimiento, no faltó tanto para que el portón fuera derribado.

Finalmente la medida convenció porque aproximadamente a las 12:10 del mediodía los trabajadores reabrieron las puertas del lugar para atenderlos como si no tuvieran otro remedio, continuó la fila de 10 en 10.

En la mente del usuario

Entonces surgen interrogantes, ¿Cuál es la verdadera razón de no llenar las bombonas si finalmente «por las malas» accedieron a la solicitud? ¿Será que los trabajadores se limitan a vender el gas para llenarse los bolsillos al distribuirlas a los vendedores? ¿Dónde está el ente encargado del control de precios justos?

Precio Justo

Para determinar el sobreprecio de la venta de gas, el equipo reporteril de QUÉ PASA realizó un recorrido por la ciudad en distintos establecimientos comerciales. A continuación se presenta un cuadro comparativo entre los precios de llenado en la empresa PDVSA Gas Comunal y los distintos establecimientos:

De esta manera se confirman las acusaciones de los usuarios, los cuales describen la situación como un abuso pues «esa gente se aprovecha de la necesidad para llenarse los bolsillos, a sabiendas de que el venezolano se está acostumbrando a pagar cualquier precio».

La solución radica en denunciar este tipo de atropellos a los entes correspondientes al manejo de precios justos como la Súper Intendencia Nacional Para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos de Venezuela (SUNDDE) para que se encargue de la inspección, supervisión y sanción correspondiente a quien lo requiera.

Mientras tanto ¿Sigue valiendo la pena «echarse el polo» desde bien tempranito? Usted reflexione.

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