Pilas con los síntomas

Suicidios: Una decisión latente en el 2017

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2 de junio, 2017 - 6:33 pm
Wilson Alvarado / [email protected] /Herwin Godoy / [email protected]

QUÉ PASA entrevistó a dos expertos para saber si estos actos son cometidos bajo alguna condición de depresión, bajo una ira, o  bajo algún estado emocional que los libere de culpabilidad, o si son cometidos en sano juicio para ser juzgado como pecado. Para eso le brindamos la opinión de dos profesionales: Un cura y un sociólogo

Foto: Archivo

Maracaibo – Sin mucho titubeo  tomaron la decisión de suicidarse. Los que tuvieron el valor de hacerlo,  implementaron diversas maneras para acabar con sus vidas: Desde colgarse de un mecate, tomar pastillas, lanzarse de un edificio, tirarse al Lago de Maracaibo, hasta llegar al extremo de dispararse en la cabeza a la vista de una muchedumbre.

Sí, estos han sido los episodios que se han avizorados en lo que va del 2017. En la mayoría de los casos, los deudos han tenido que tomar en sus brazos a sus seres queridos sin vida, y vivir la amarga tragedia de visualizarlos muertos; una vida truncada por el mismo ser.

Muchos se preguntan qué pasa por la mente de estos sujetos cuando optan por esta penosa decisión. Nosotros no tenemos la certeza del por qué lo hicieron, y sus familiares cuando declaran y comparten la experiencia vivida desconocen los motivos, pero si manejan algunos indicios.

Los parientes coincidieron en un modelo de suicidio que se nota repetitivo. El suicidio colgante; un tipo de suicidio en el cual la persona se arrebata la vida en solo segundos. Se montan en una silla, amarran del techo o de algún soporte un mecate que se entrelazan en el cuello y al quitar la silla quedan colgando en el aire hasta quedar sin oxígeno.

QUÉ PASA entrevistó a dos expertos para saber si estos actos son cometidos bajo alguna condición de depresión, bajo una ira, o  bajo algún estado emocional que los libere de culpabilidad, o si son cometidos en sano juicio para ser juzgado como pecado. Para eso le brindamos la opinión de dos profesionales: Un cura y un sociólogo.

¿Es o no un pecado?

Raúl Moreno, párroco de la Inmaculada Concepción en la Cañada de Urdaneta, indicó que la Iglesia entiende como pecado el acto voluntario, consciente de quien lo realiza, por lo tanto, no todos los casos de suicidio se pueden entender como pecado.

Gracias a los avances de la ciencia y de la psicología se puede entender que en algunos casos de suicidio quien lo hace no está consciente del acto si este se toma como respuesta de una enfermedad psiquiátrica, por depresión, demencia, pérdida de la memoria, es decir por  ofuscación que limita su poder para discernir lo que es correcto o no, pues responde a su voluntad.

EL presbítero sí dejó claro que, aunque se acompaña al cristiano para darle cristiana sepultura y a sus familiares para darles fortalezas ante la pérdida, continúan llevando la bandera de que por ningún motivo, el quitarse la vida  «es una solución», si se hace con plena conciencia, como respuesta para no sufrir, bien sea porque se sufre de una enfermedad incurable, problemas económicos, entre otras razones, el tomar «ésta fatal decisión es algo que te destruye como persona humana» dijo.

«Esto un acto perverso, del demonio que no lleva implícito la caridad por nadie», enfatizó el sacerdote de 54 años.

Puede ser hereditaria

El Dr. Carlos Rosendo, docente de la UJGH, indicó que quienes toman esa decisión están llevados por la desesperanza, el suicida «no le consigue sentido a su vida, está convencido que vale más muerto que vivo, que realmente es una carga familiar y en el caso de los que son muy jóvenes piensan que no debieron haber nacido».

El sociólogo está convencido que en muchos casos tiene que ver con el nivel educativo, a menos que se haga bajo los efectos de sustancias estupefacientes.

Rosendo indica que en su mayoría, los suicidas oscilan en dos etapas de la vida, adolescentes entre 11 y 17 años y adultos jóvenes entre 30 y 50 años.

El investigador social indicó además que hay estudios que demuestran que el suicidio es hereditario, que existe en algunas familias lo que comúnmente se conoce como una tara genética que predispone a los miembros de una familia, no necesariamente directos, a cometer suicidio, por lo que esta tendencia debe ser una alarma para evitar que alguien cometa este acto de desprecio a la vida.

De igual manera aclaró que, la exposición a la violencia familiar, una escasa relación paterna, pueden ser causas que predisponen a los sujetos a quitarse la vida.

Además levantó una alerta para que se esté pendiente  de comportamientos erráticos de los miembros de la familia que comiencen a alejarse de la dinámica familiar y se separe de los amigos, sobre todo si su vida cambia radicalmente, es decir, si pasa de ser un hombre trabajador a no tener trabajo por los factores que sea, pues pueden ser detonantes.

Por su parte, Enrique Baca-García, médico adjunto de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, indicó al Diario El Mundo que Las personas con un historial familiar de este tipo suponen sólo una pequeña parte de las que se quitan la vida. Sin embargo, «muchas pruebas sugieren que sí hay un componente genético en la conducta suicida», dice si bien aclara que «normalmente [la causa] no es un sólo factor, sino varios».

«El condicionamiento es multifactorial, aunque dos de los riesgos más importantes son el consumo de drogas y la presencia de trastornos afectivos», agrega Joaquín Santodomingo, jefe del servicio de Psiquiatría del madrileño Hospital La Paz. A juicio de este experto, «existe cierta leyenda negra o fantasía colectiva sobre el suicidio como un destino que se lega. La herencia tiene menos peso de lo que se cree. Un caso diferente es que se transmitan trastornos afectivos».

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