El cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, del Vaticano, recibió el mediodía de este viernes el expediente del presunto milagro a la niña Yaxury Solorzano Ortega, de 12 años
Vaticano El cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, del Vaticano, recibió el mediodía de este viernes el expediente del presunto milagro a la niña Yaxury Solorzano Ortega, de 12 años, hace 22 meses, en San Fernando de Apure, que podría llevar a la tan esperada declaración como beato del médico trujillano José Gregorio Hernández.
El dossier fue entregado a monseñor Giacomo Pappalardo, canciller del referido dicasterio, por el cardenal Baltazar Porras, como administrador apostólico de Caracas y en representación de la Iglesia venezolana, junto con la nueva postuladora de la causa de beatificación del Venerable desde el pasado diciembre, la abogada argentino italiana Silvia Correale.
Médicos de todas las especialidades designados por el Papa recibirán información del dossier por parte de un relator, en una fecha fijada por la Congregación para la Causa de los Santos, según su calendario.
Y tras el exhaustivo estudio del caso deben concluir por mayoría, con votos a favor, en contra o dubitativos, que el presunto milagro por su intercesión a la niña Yaxury es un hecho inexplicable por las ciencias médicas.
El expediente del Venerable pasará luego al congreso de teólogos si los médicos aprueban el presunto milagro. Les corresponderá determinar si realmente se dio la intercesión del doctor Hernández por la súplica hecha por la madre de la menor. Ellos abjudicarían el hecho inexplicable al Venerable trujillano.
Reconfirmar la decisión de médicos y teólogos de que se trata de un verdadero milagro de Hernández sería la tarea del Congreso de cardenales y obispos.
Finalmente, el prefecto del dicasterio pediría audiencia al papa Francisco para informarle de los resultados de los congresos, y solicitarle apruebe y ordene el decreto de beatificación, que tendría efecto una vez publicado en L’Osservatore Romano.
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