Foto: AFP
Washington — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lanzó ayer un llamado a la calma y pidió mesura a las fuerzas del orden después de la violencia que sacudió la ciudad de Ferguson (Missouri) donde un policía blanco mató a un joven negro.
Obama consideró que la policía tenía «la responsabilidad de ser transparente» acerca de lo que realmente había ocurrido, y advirtió también a las fuerzas del orden contra un «uso excesivo de la fuerza contra manifestaciones pacíficas. El mandatario subrayó, asimismo, que no había «ninguna excusa» para recurrir a la violencia contra los policías.
El mandatario parecía tratar de equilibrar sus declaraciones sobre las turbulentas consecuencias por el fallecimiento de Michael Brown, de 18 años, quien fue abatido a disparos el sábado.
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