Monseñor Romero sube a los altares

24 de mayo, 2015 - 1:50 pm
Redacción Diario Qué Pasa

MÓDULO INTERNACIONAL JM 01

 

Foto: AFP

Luego que hace 35 años una bala en el pecho y durante una misa acabara con su vida, Oscar Romero llegó a los altares del pueblo salvadoreño como beato

El Salvador —
Oscar Arnulfo Romero, el asesinado arzobispo de San Salvador, fue proclamado este sábado beato de la Iglesia católica a 35 años de su muerte, en una ceremonia que congregó a centenares de miles de personas, entre ellas al vicepresidente venezolano Jorge Arreaza que asistió en representación del Gobierno nacional.

El ritual que elevó a Romero a los altares católicos se realizó con un intenso repicar de campanas, en medio de un ambiente festivo que reunió a más de 200 mil fieles de todo el mundo.

«En virtud de nuestra autoridad apostólica facultamos para que el venerado siervo de Dios, Oscar Arnulfo Romero Galdámez, obispo, mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heróico de los reinos de Dios, reino de justicia fraternidad y paz, en adelante se le llame beato», proclamó el cardenal Ángelo Amato al leer una carta del papa Francisco.

Amato declaró como fecha de la fiesta del nuevo beato el 24 de marzo, por «el día en que nació para el cielo», en una referencia al día de su asesinato a manos de un francotirador de extrema derecha.

La proclamación de la beatificación fue saludada por los asistentes con un prolongado aplauso, mientras era develado un gigantesco retrato de Romero entre gritos de júbilo de una multitud entusiasta que coreaba vivas a su pastor y levantaba pequeñas estampas.

Una muerte impune

Dos jóvenes de rostro cubierto llegaron a la conmemoración con una manta que decía «el asesino tiene nombre: Roberto d′Aubuisson», una referencia al fallecido exmayor del ejército y figura de la derecha salvadoreña, denunciado en un informe de la ONU en 1993 como autor intelectual del asesinato de Romero.

El entonces arzobispo murió de un disparo en el pecho el 24 de marzo de 1980 a manos de un francotirador de la ultraderecha, después de clamar por justicia social y el fin de la represión en su país

El asesinato desató una guerra civil de 12 años que dejó 75 mil muertos.

Carta de Francisco

«En este día de fiesta para la nación salvadoreña, y también para los países hermanos latinoamericanos, damos gracias a Dios porque concedió al obispo mártir la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su pueblo, y fue moldeando su corazón para que, en su nombre, lo orientara e iluminara, hasta hacer de su obrar un ejercicio pleno de caridad cristiana», escribió el papa Bergoglio.

«Monseñor Romero, que construyó la paz con la fuerza del amor, dio testimonio de la fe con su vida entregada hasta el extremo».

«Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia. Su ministerio se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados».

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Ante cerca de 200 mil personas fue oficiada la ceremonia por el cardenal Ángelo Amato.

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