La visita de Putin a China profundiza un nuevo orden mundial

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22 de mayo, 2014 - 1:38 pm
Redacción Diario Qué Pasa


Foto: Agencias

A partir de Siria y ahora de Ucrania, occidente ya no vive en ese mundo ideal en el que EE UU y Europa hacían lo que les daba la gana, y sencillamente imponían sus puntos de vista

Una de las consecuencias de las sanciones de occidente es la profundización de los vínculos de Moscú con China, India e Irán, y el arranque de la nueva arquitectura de la otra parte del mundo, que conformará junto a Estados Unidos y la Unión Europea (EE UU-UE) el nuevo mundo pluripolar. La torpe estrategia aplicada en Ucrania ha disparado la historia que se muestra en toda su dimensión inexorable. Ya no habrá vuelta atrás. Europa debe negociar con urgencia si desea permanecer unida, porque a Moscú le toca jugar ahora….

La reacción además, toma un giro dramático con el uso de la jugada energética de Vladimir Putin. Una gran parte de los locuaces y mediocres asesores y dirigentes de la clase política EE UU-UE —y sus desinformadores medios de comunicación— no están actualizados como sus militares, ejemplo Martin Dempsey, presidente del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, que revela un hondo respeto por el poder balístico de Rusia y China, mientras políticos que quieren aparentar de «sabihondos» como Kerry, Cheney o Ashton, junto a las mediocres asesoras Victora Nuland (portavoz de la Secretaría de Estado), Susan Rice y el inefable secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), Anders Fogh Rasmussen, lo desprecian.

Martin Dempsey le dijo a los políticos de Washington que Rusia y China son hoy dos pesos pesados globales que influyen decisivamente en los desafíos estratégicos. Algo así como el nuevo orden geoestratégico. Además, EE UU se ha vuelto muy tecnodependiente y a este respecto hay dos temas que le preocupan: 1) La falta de preparación ante un ciberataque (militar o financiero) y 2) La corrupción de los datos que ocasionaría la desconfianza en los sistemas operativos. El primero es preocupante y el segundo es alarmante.

El Pentágono y el Departamento de Estado están nerviosos por la visita de Putin a China, pues el «atlantismo» se encuentra en una crítica encrucijada por la situación en Ucrania, por lo que se preparan para reconsiderar la estabilidad del flanco sureño europeo (Portugal, España, Italia y Grecia), íntimamente ligado al Medio Oriente y al Norte de África, cuya inseguridad podría cambiar drásticamente la vida de Europa, en su conjunto.

El general Demsey dice que EE UU «no debe regresar a una guerra fría con Rusia» como lo plantean las asesoras Nuland y Rice, junto a Zbigniew Brzezinski (politólogo estadounidense nacido en Polonia, considerado uno de los más prestigiosos analistas en política exterior estadounidense del mundo), ya que hay un mayor número de temas en los que EE UU necesita de la colaboración de los rusos, como el futuro del Ártico, la lucha contra narcóticos, contra la piratería, la conquista del espacio, los cohetes de gran impulso como el Soyuz, por lo que se debe buscar un acercamiento y una buena relación.

Un nuevo orden mundial

Es indudable que la crisis en Ucrania, —al igual que la de Siria— donde EE UU no se ha podido imponer, evidenciaron la existencia de un nuevo orden mundial. El error de occidente (EE UU-UE) consistió en que intervino en la parte más importante y sensible para Rusia en la región, sin pensar en la reacción de Moscú. Esto no pasó espontáneamente. Moscú exige requisitos mínimos, la neutralidad de Ucrania y una mayor autonomía de las regiones de habla rusa, que occidente debe aceptar si desea la paz y el comercio fluido con su socio euroasiático.
EE UU y Europa durante los últimos 20 años no tomaron en serio a Rusia, como lo demuestra la guerra de Kosovo y la ampliación de la Otan. No obstante, cuando Moscú reaccionó, los líderes de occidente giraron 180º y comenzaron a «disuadir las ambiciones rusas de restaurar la Unión Soviética». Otro error estratégico.

El mundo que vivió occidente desde 1991 —a decir de varios analistas— siempre fue una ilusión, EE UU no supo administrar el gran triunfo, gratuito, de la caída de la URSS, se le salieron los genes británicos de dominación y depredación; ahora ese mundo de ensueño se ha marchado para siempre.

Y fue una ilusión debido a las normas incorporadas a la carta de la ONU que, de hecho, occidente siempre interpretó a su conveniencia, gracias a su superioridad económica y militar. Cuando occidente demandaba algunas excepciones o saltaba las reglas —como en el caso de Irak, Kosovo o Israel—, el resto del mundo solo refunfuñaba en voz baja. A partir de Siria, y ahora de Ucrania, occidente ya no vive en ese mundo ideal en el que EE UU y Europa hacían lo que les daba la gana y sencillamente imponían sus puntos de vista.

Ahora, si el torpe enfrentamiento con Moscú persiste, Ucrania indefectiblemente se dividirá, como lo ha planteado el diario británico Financial Time. Rusia acumulará mucho más fuerzas y como resultado, se instaurará un fuerte eje Moscú-Teherán, India, China. El Mundo ya es multipolar y no habrá vuelta atrás. Se acabó la hegemonía… y el pensamiento único.

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