Elecciones en Brasil serán apretadas

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21 de agosto, 2014 - 11:58 am
Redacción Diario Qué Pasa

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Brasil se apresta a entrar de lleno, con toda la fuerza en la campaña electoral por la presidencia. Las posibilidades concretas de triunfo del fallecido candidato socialista Eduardo Campos eran muy remotas. A lo sumo hubiera podido forzar a una segunda vuelta con la presidenta Dilma Rousseff, desplazando al economista Aécio Neves, de la derecha (PSDB), su adversario más cercano. Pero su ausencia forzada en las elecciones de octubre podrá provocar un revuelco en el escenario político, que ya se empezó a mover, incluso antes de que su sepelio se efectuara.

Al morir el pasado miércoles, Eduardo Campos deja una situación de incertidumbre absoluta, tanto en el PT, de Dilma, como en el PSDB, de Neves. Los rumbos de sus respectivas campañas están ahora en manos del Partido Socialista Brasileño (PSB), del cual Campos era, además de candidato, presidente.

Nada más comprensible, por lo tanto, la tensa duda en que los estrategas de los dos partidos políticos se encuentran desde el aciago mediodía del miércoles, cuando se supo del fallecimiento de Campos. A pocos días de que empiece la propaganda masiva por radio y televisión —elemento crucial en la disputa— no se sabe oficialmente qué pasará con el PSB. ¿Sucederá, como sería natural, que la candidata a vicepresidenta la ambientalista evangélica Marina Silva, sea la que ocupe el puesto de Campos? ¿Presentará el PSB algún otro nombre? ¿Optará por no postular a nadie?

Las relaciones de Marina con el nuevo dirigente del partido, el exministro Roberto Amaral, francamente, no son buenas, por no decir malas. En realidad, el grupo de Marina —también ella exministra de Lula da Silva— es considerado por los socialistas como una especie de cuerpo extraño incrustado en el partido. Ese grupo de Marina tiene línea propia, se opone a muchas de las posiciones del PSB, rechaza alianzas regionales diseñadas por Eduardo Campos y que son mantenidas por Amaral. Es sabido por el mundo político que el único que lograba mantener un diálogo abierto y positivo con ella no era otro sino el propio Campos.

Además, Campos era la única figura del PSB en haber alcanzado una proyección nacional, aunque un tanto relativa. Y eso, en una circunstancia curiosa y delicada, hasta abril, pues en todos los sondeos se incluía el nombre de Marina Silva, que trataba de crear su propio partido. Y ella aparecía muy por delante tanto de Aécio como de Campos, que ya eran candidatos declarados.

Después de anunciar que Marina sería su abanderada a vicepresidenta, Campos creció en los sondeos, pero sin amenazar en momento alguno a Aecio Neves, mucho menos a Dilma, que seguía de favorita.

Probablemente Marina Silva será la abanderada del PSB

El camino natural sería que el PSB nombrara a Marina como sustituta de Campos, el anuncio oficial se hará a partir del funeral de Campos, pero nadie sabe la fecha exacta en que se anunciará.

Si la consulta interna  —sondeos— del partido socialista efectivamente se decide por la candidatura de Marina, prácticamente quedará asegurada la realización de una 2ª vuelta en las elecciones de octubre. Y la gran disputa será entre ella y Neves, para saber a quién enfrentará Dilma.

Los principales analistas brasileños aseguran, además, que la postulación de Marina bajará sensiblemente el número de electores que votaran nulo o en blanco. Al fin y al cabo, hace cuatro años ella obtuvo un sonoro 19% de los votos en la primera vuelta, lo que forzó una segunda entre Dilma y José Serra, del PSDB.

Ese, por tanto, sería el camino natural de los socialistas, pero no todo es tan claro y fácil. Teniendo a Silva como abanderada, su grupo ganará un muy fuerte refuerzo dentro del partido, oscureciendo a los verdaderos socialistas. Aunque sus posibilidades reales sean todavía discutibles, su candidatura seguramente reforzará la votación de los postulantes de su grupo a diputados nacionales o provinciales, en perjuicio de los socialistas auténticos. Además, hasta las piedras saben que Marina sigue obstinada en la creación de su propio partido, algo que no logró en su primer intento, pero que con una candidatura presidencial seguramente se tornará viable —en el primer intento ella no logró reunir el número necesario de adhesiones—.,

Una encuesta realizada después del fallecimiento de Campos

El sondeo de Datafolha, es el primero que aparece tras la muerte de Campos el pasado día 9 y también el primero que apunta a la posibilidad de que la presidenta Rousseff pueda fracasar en su intento de renovar su mandato en las elecciones del 5 de octubre.

Marina Silva, que era la candidata a vicepresidenta en la fórmula de Eduardo Campos, aún no ha sido postulada como candidata a la Presidencia por el PSB pero varios dirigentes de esa fuerza política indicaron que ya está tomada la decisión y será formalizada esta misma semana.

La disputa aún es liderada por Dilma Rousseff, con 36% de las intenciones de voto, el mismo porcentaje que en una encuesta realizada por Datafolha en julio. Marina Silva, que fue la tercera más votada en las elecciones de 2010, ya desbancó del segundo lugar al senador Aécio Neves, candidato del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Las opciones de la derecha no son auspiciosas

Para el derechista Neves, todas las opciones que el PSB baraja son pésimas. Con Marina candidata, él perderá buena parte de los votos antigobierno. Con otro en el lugar de Neves,  parte sustancial de los sufragios originalmente destinados a Campos migrarían para Dilma. Y si el PSB no nombra a otro aspirante, Dilma igualmente gana. Sin embargo, Neves dice que el virtual empate que le dan las encuestas con Marina Silva hará que su partido no cambie la estrategia electoral.

La opción de Dilma es Amaral

Para la actual presidenta, la mejor alternativa de ganar sería Roberto Amaral, nuevo dirigente del PSB, que convencería a sus conmilitones a respaldar su candidatura en el balotaje, de haberlo. Pero, parece algo prácticamente imposible, no obstante en la política brasileña nada es imposible. La opción de presentar otro nombre en lugar de Marina Silva también favorecería a Rousseff. Y en caso de ocurrir lo más temible —la candidatura de Marina—, el PT ya sabe que enfrentará en el balotaje a un adversario bastante más complicado que Aécio Neves. La pelea, además, sería entre mujeres.

La derecha continental ya empieza a aupar a Marina Silva

Abandonando a su preferido ideológico, al neoliberal Aecio Neves, las derechas de todo el continente, incluyendo a la de Washington, comienzan a tratar de pescar en río revuelto. Oportunistas, logreros, desteorizados y ramplones, los factores de esa derecha han comenzado a hacer sus cálculos solo con el fin de destronar al PT de la presidencia brasileña. No importa que Silva pueda resultar una radical antisistema o que el PSB sea una organización de Centro-izquierda, lo que les interesa, como en Venezuela, es reemplazar a Dilma por otro, cualquiera, que en sus cálculos jugará para sus posiciones. ¿Cuáles? Romper la unión latinoamericana y golpear al Brics.

Así son, y por eso se llevan cada tunda en cualquier lugar del mundo donde meten sus narices egoístas, retrógradas, petulantes, y pro imperiales. Y, están forzando al PSB a que designe a Marina como su candidata, manipulando la opinión interna y el entorno socialista de la candidatura.

Los intereses financieros anglosionistas tenían el designio de desestabilizar el gobierno de Dilma incluso antes de la reciente Cumbre de los BRICS en Fortaleza, pero ahora están enteramente decididos a sacarla de la Presidencia. No obstante, los cálculos utilitarios basados en la encuesta de Datafolha no están bien estructurados.

Seguramente variarán porque contienen un componente afectivo que se apagará en la medida que se desarrolle la campaña. El pueblo aún no se ha despojado de la pesadumbre por la muerte trágica de Eduardo Campos.

Así, sobre este escenario nebuloso y confuso, se dará la campanada de salida para la contienda electoral; así se prepara el gran elector brasileño, el pueblo llano, para recibir el estreno arropador de la propaganda y la publicidad política de los medios, en especial de la televisión.

Todos los partidos han rehecho su campaña, sus estrategias, los mensajes, incluso los públicos a quienes van dirigidos. ¿Qué problema tan complicado cuando se transfigura el adversario en pleno proceso, cuando hay que cambiar de montura cuando se empieza a atravesar el río.

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Fotos: AFP

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