Conozca cuáles son las depresiones con más propensión al suicidio

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14 de agosto, 2014 - 2:55 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Hay distintos tipos de depresión: leve, moderada y severa. El alcohol y las drogas hacen más vivible la enfermedad, pero no sacan al enfermo de la depresión, sino que acentúa la sensación de culpa o de no tener futuro.

El suicidio del afamado actor estadounidense Robin Williams, quien durante mucho tiempo estuvo batallando con la depresión y la adicción al alcohol y las drogas, ha puesto nuevamente en el foco la alta incidencia de las enfermedades mentales en el mundo.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que más de 350 millones de personas sufren de depresión en el mundo y que cada año se registra un millón de suicidios.

Según su publicista, Williams, de 63 años, estaba completando un programa de 12 pasos por abuso de drogas y había estado lidiando con una severa depresión.

«Hay distintos tipos de depresión: leve, moderada y severa», le dijo a BBC Mundo el psiquiatra Roger Montenegro, miembro del consejo de dirección de la Fundación Mundial para la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés).

«La moderada y la severa, que solía ser llamada clásicamente como melancolía, son las medicadas. A su vez hay depresión severa con o sin síntomas psicóticos», agregó.

Junto a otras enfermedades

Montenegro, quien también preside la Fundación Contener Argentina (para la defensa de los derechos de las personas que sufren trastornos mentales), indicó que la depresión también suele ir acompañada de otros males.
«Hay una frecuente comorbilidad (presencia de uno o más trastornos), una coexistencia vinculada a otras enfermedades físicas o mentales».

Igualmente, es usual la relación entre el abuso de sustancias y las enfermedades mentales. «El alcohol y las drogas hacen más vivible la enfermedad, pero no sacan al enfermo de la depresión, sino que terminan acentuando la sensación de culpa o de no tener futuro».

«Lo mismo ocurre con pacientes de esquizofrenia que pretenden aliviar sus síntomas con el consumo de sustancias».

En el caso de Williams, se ha hablado también del llamado «síndrome del payaso triste», asociado con comediantes con trastornos mentales que los esconden con «una formación reactiva, un mecanismo de defensa con esa falsa euforia que es saludable para el público, pero que no resuelve su conflicto».

Prevención de suicidios

Ya en sus formas más profundas, la depresión puede ir unida a otros síntomas que pueden desencadenar en intentos de quitarse la vida.

En ese sentido, los expertos indican que el suicidio raramente es provocado por un solo factor y que situaciones como problemas económicos o de malas relaciones personales contribuyen a incrementar el sentimiento de desesperanza.

«La incidencia de suicidios es mayor cuando la depresión no es tratada», subrayó Montenegro apuntando que la persona suele dejar pistas y, en el 70% de los casos, informa algunos días antes sus intenciones.

Mientras tanto, el estigma y la discriminación siguen siendo muy comunes cuando se habla de la depresión y otros trastornos mentales.

Y mitos como asumir que la persona enferma tiene una «debilidad personal» aún persisten. Sin embargo, Montenegro comentó que, en general, «ahora se recurre más a pedir ayuda».

«Antes se tendía más a somatizar los trastornos mentales», apuntó señalando que en el tratamiento debe «prevalecer la concepción humanística, ponerse en el pellejo del paciente que padece la enfermedad».

Humor y depresión van a menudo de la mano

La noticia de la muerte del actor estadounidense, Robin Williams, a causa de un aparente suicidio ha puesto de nuevo el foco en la incidencia que ciertos trastornos mentales, como la depresión o la bipolaridad, parecen tener en los intérpretes que se dedican a la comedia.

Williams —igual que los actores británicos Stephen Fry, Hugh Laurie y John Cleese o los estadounidenses Jim Carrey, Owen Wilson y Ben Stiller— fue uno más de los humoristas que en los últimos años reconoció públicamente haber batallado contra la depresión o la adicción a las drogas y al alcohol.

Pese a que los expertos en psiquiatría hacen hincapié en que no se puede generalizar a la hora de vincular determinadas enfermedades mentales con un cierto tipo de personalidad, lo cierto es que la imagen de los comediantes como seres depresivos que exorcizan sus demonios a través del humor —lo que algunos han bautizado informalmente como el síndrome del payaso triste— se ha vuelto un lugar común.

A principios de este año, un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Oxford señalaba, entre otras cosas, que los humoristas presentan rasgos psicológicos «inusuales» que los hacen tendentes a padecer psicosis.

En el caso de Robin Williams, se había informado que el actor sufría un trastorno bipolar, una patología que afecta seriamente el estado de ánimo, haciendo que quienes la padecen pasen de la euforia a la depresión en cuestión de minutos.

«Doloroso»

El productor británico John Lloyd, responsable de la exitosa serie cómica de la BBC de los años 80 Blackadder y a quien se le diagnosticó una bipolaridad, asegura que los humoristas suelen tener personalidades que van de un extremo al otro porque ellos mismos «son gente extrema» que no está satisfecha con el mundo que les rodea.

«Robin Williams era un genio y tuvo una carrera muy prolífica. No puedes hacer eso si estás deprimido. Es más habitual que eso suceda en las personas bipolares, que tienen enormes estallidos de creatividad», señala Lloyd en conversación con la BBC.

«Para muchos comediantes, el humor es una vía de escape. Toman algo que les preocupa o molesta y hacen broma con ello para intentar superarlo. La recompensa es la risa del público», apunta Alpine en conversación con BBC Mundo.

«Además, la depresión es fruto de un mecanismo químico en el cerebro. Cuando están solos no tienen el subidón de adrenalina que les da el estar sobre el escenario frente al público. Y cuando te falta esa adrenalina el cerebro está bajo el efecto de sustancias que causan depresión».

Drogas como escape

Según Alpine, es por eso que «hay muchos casos de humoristas que utilizan drogas como la cocaína cuando no están actuando, ya que esa sustancia estimula los centros cerebrales del placer y les hace sentir bien».

«Muchos cómicos tienen una personalidad introvertida y para compensarlo utilizan el humor, pero el tener que ser divertido todo el rato puede ser muy cansado. La gente te ve y espera que les hagas reír y eso no es posible todo el tiempo», Amy Alpine, psicoterapeuta.

El pasado enero, científicos de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, publicaron un estudio en la Revista Británica de Psiquiatría en el que participaron más de 500 comediantes de Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Los investigadores concluyeron que los actores que se ganan la vida haciendo reír a los demás, presentan más características psicóticas en su personalidad que los actores que no practican el humor o las personas que no tienen trabajos creativos como los suyos.

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Fotos: BBC Mundo

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