Foto: Agencias
Washington — Un condenado a muerte falleció tras una larga agonía el martes en la noche en Oklahoma por la aplicación de una inyección que jamás había sido probada, un procedimiento que fue duramente cuestionado por la Casa Blanca que criticó la falta de humanidad.
«Tenemos un estándar básico en este país: incluso cuando la pena de muerte esté justificada, debe ser aplicada con humanidad», dijo este miércoles el portavoz del ejecutivo estadounidense Jay Carney al ser consultado sobre la controvertida ejecución de Clayton Lockett. «Este caso no logró cumplir con ese criterio».
El martes, minutos después de que se le comenzara a inyectar el coctel letal, Lockett comenzó a mostrar signos de sufrimiento. Según informó la prensa local y confirmaron en parte las autoridades penitenciarias, estaba muy agitado, con el cuerpo tembloroso, levantando los hombros de la mesa de ejecución y emitiendo gruñidos y palabras incomprensibles.
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