La coordinadora de la planta, Ana Hernández, señaló que hacen 100 mil pañales diarios
Foto: Alfredo Chinaleong
Maracaibo — Eladio Jaramillo tiene en sus hombros una historia que contar y por ella lo han intentado sacar de su sitio de trabajo en tres oportunidades. En el relato se constata «la mala gestión y las apetencias por el dinero», lo que llevó a «desfalcar a la nación a través de empresas de maletín», cuenta el ingeniero con marcado acento neogranadino.
En el marco del programa dominical Aló, Presidente Nº 334, el 21 de junio de 2009, el jefe del Estado Hugo Chávez Frías puso en marcha la Empresa Estatal Socialista Pañales, ubicada en el parque industrial Ana María Campos, del complejo petroquímico El Tablazo, municipio Miranda del estado Zulia, el que entregó esa planta fue Eladio Jaramillo, un ingeniero que venía de ser jubilado de la empresa Kimberly Clark, luego de 25 años de servicio.
Este colombiano, junto con dos compañeros, llegó a Los Puertos de Altagracia «preñado de sueños» a construir una fábrica «en la que comenzamos en calidad de socios con un 50% de las acciones, luego pasamos a un 30% y, finalmente, quedé como asesor porque yo quería devolverle a Venezuela un poco de todo lo que me ha dado», contó Jaramillo.
«Yo me siento orgulloso de haberle entregado al presidente Hugo Chávez la fábrica de los pañales Guayuco, lastimosamente, lo que comenzó con una máquina que sacaba 260 pañales por minuto, en este momento lo que está es en capacidad de producir entre 70 u 80 pañales por minuto», refirió.
Y es que Jaramillo reconoce que hubo trabas en el proceso de arranque. «No contábamos con parte de los materiales para comenzar a probar la máquina y contactamos a empresas del ramo y nos facilitaron material de desperdicio, algo que nos servía en ese momento porque era simplemente para calibrar los procesos hasta que nos llegaran los que necesitábamos».
«Luego de ese primer lote de pañales la planta se paralizó y Duglas Díaz, quien en ese momento se desempeñaba como gerente de planta, aceptó a una empresa que ‹vendió la idea› de poner la máquina a producir 400 pañales por minuto, pero lo que hizo la gente de la empresa Shur-Chem Traders fue desmantelar la máquina y robarse parte de los componentes, entre ellos el empacador automático», continuó explicando el ingeniero quien por sus cuestionamientos sobre este manejo fue relevado de su cargo en la planta y transferido a la fábrica de sacos, dentro del mismo complejo Ana María Campos.
El anuncio realizado por parte del vicepresidente de la República, Aristóbulo Iztúriz, dé una inspección por parte de la Misión Abastecimiento Soberano a la planta llenó de satisfacción a quien tuvo la responsabilidad de levantar desde cero esa planta. «Por fin se van a dar cuenta de las vagabunderías que se han cometido y que siguen cometiendo, están engañando al presidente Nicolás Maduro sobre la producción y si no me quiere creer a mí, que se traiga a cualquiera de los técnicos de la planta Kimberly Clark y que levante un informe para que vean quién dice la verdad», puntualizó Eladio Jaramillo.
Reporte oficial
QUÉ PASA, en su afán por obtener la información de primera mano, intentó en vano comunicarse con el gerente de Pequiven, Alexander Flores, y con el también gerente Carlos Zambrano, sin que ninguno respondiera los continuos llamados.
Por esta razón, rastreamos algún reporte oficial, algo que encontramos en Radio Nacional de Venezuela en el reportaje realizado por Angélica Granadillo a la coordinadora de la planta Ana Hernández, ésta última señala que «se producen 50 mil pañales por turnos y la fábrica tiene dos jornadas laborales, lo que se traduce en una producción de 100 mil pañales diarios, lo que le permite cubrir el 10% de la demanda nacional».
No obstante, poco después entra en contradicciones al especificar que «actualmente la planta elabora 57 mil pañales desde la talla P hasta la XL».
En cifras
-144 millones de pañales al año, 5% del total del mercado nacional anual, era la meta.
-16 y 18 unidades tendría cada empaque.
-35 trabajadores era la nómina de la fábrica.
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