«Car-Go» guía del prospecto Edwin Ríos

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27 de diciembre, 2016 - 9:47 am
Con información de MLB

La época de fiestas decembrinas es la temporada por excelencia para intercambiar presentes y compartir alegrías. Pero esta es la historia de un regalo que se entregó el 24 de septiembre

Foto: Agencias

El jardinero venezolano de los Rockies de Colorado, Carlos González, se quedó mirando orgulloso desde el dugout de los visitantes en Los Ángeles mientras los Dodgers le entregaban el premio Branch Rickey como Jugador del Año en ligas menores al antesalista y primera base puertorriqueño Edwin Ríos, quien bateó 27 jonrones en tres niveles durante su primera temporada completa como profesional. Lo hecho en el terreno fue la forma en la que Ríos le daba las gracias a González por todo lo que éste le había dado a él, y por lo que todavía continúa dándole.

«No quiero decir nada cursi, ni algo parecido, pero fue una locura», recordó Ríos, que tiene 22 años y es ocho años y medio más joven que González. Que estuviese ahí el día del premio fue grandioso. El solo hecho de poder ver su cara, de ver lo orgulloso que estaba de mí, me hizo sentir muy bien.

Buena relación

La relación entre González y Ríos demuestra que cuando los atletas profesionales se comportan de la mejor manera como seres humanos, los lazos de la amistad y el tutelaje no están circunscritos a los límites de un mismo equipo.

Cuando González llegó, vio cómo el prospecto de 1,90 metros de altura y 100 kilogramos de peso estaba tratando de imitar a Prado, un bateador de líneas relativamente pequeño. Ríos se lesionó nuevamente la corva tratando de seguirle el paso.

Fue entonces cuando González decidió intervenir. Una de las primeras cosas que le dije fue: «Mira, tú mides como 1,95 metros y pesas como 115 kilogramos», recordó González. «Nadie espera que andes robando bases. Nadie quiere que te rompas un músculo corriendo hacia primera base. Tienes que entender cuál es tu rol». Ríos dijo que González «no estaba muy contento con lo sucedido.

Invitó a Ríos a trabajar

«Siempre me decía cosas como: ‹Tú eres como yo, ¿Qué hago yo?», relató Ríos. «Y yo le decía: ‹Hombre, tú bateas jonrones›. Y él me respondía, ‹Exacto. Tú tienes que batear jonrones».

Curiosamente, González le ofreció pocos consejos directos. Fue más bien como si el consejo general de González, el hecho de hacerle ver a Ríos que tenía todo lo necesario para ser un bateador de poder.

Cuando González habla de Ríos se hace claro que el éxito del pupilo es el mejor pago que podría recibir. «Me mandó un texto tan pronto se enteró que había sido el bateador del año y me dio las gracias muchas veces», dijo González. «Él sentía que yo había tenido que ver de alguna manera con eso, así que me enorgullece. Pero él debería sentirse más orgulloso».

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