El pasodoble

1609 Columna musical. Placido Domingo
17 de mayo, 2015 - 2:19 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Las investigaciones realizadas apuntan al hecho de que por etimología, pasodoble deriva del francés pas-redouble y nace como necesidad de marcha militar ligera como paso reglamentario del arma de infantería (¡A paso doble!, ordenaba el jefe militar) ayudando a que las tropas pudieran llevar un paso acompasado, elegante y marcial.

Ahora bien como la música que enmarca esta marcha posee compás binario (a 2/4) fue adoptada, entre otras formas, como baile e introducida en las corridas de toros y otras fiestas.

Sin embargo, también hay bases sólidas y bien documentadas de que este género, como baile, se deriva de la tonadilla escénica a mediados del siglo XVIII en España, utilizándose como conclusión de los entremeses y festines y posteriormente ejecutado como intermedio sonoro en los teatros y comedias, así como también en ágapes de moros y cristianos.

Lo cierto es que cualquier persona al escuchar un pasodoble, se siente envuelto en la más genuina representación de la música española por lo alegre, bravío y castizo de sus armonías. El pasodoble es un baile muy sencillo, con figuras muy libres, por lo que resulta bastante fácil aprenderlo. La posición de la pareja es igual a la de todos los bailes de salón, uno enfrente del otro y con los cuerpos pegados ligeramente desplazados hacia la izquierda.

Su ritmo básico es muy simple: un paso por tiempo y se debe permanecer con los cuerpos en paralelo y con la mano izquierda y derecha del hombre y la mujer, respectivamente, unidas.

En las fiestas taurinas (aplaudidas por muchos y muy censuradas por otros) es de acostumbrada presencia en el desarrollo de sus tercios, ejecutadas por bandas conformadas principalmente por metales (trompetas, trombones) y viento-madera (oboes, clarinetes, saxos).

Sin embargo, en el estricto sentido musical, apreciamos la belleza y melodía de cualquier cantidad de pasodobles muy conocidos por el adorno impecable que le imprimen las panderetas y castañuelas y lo narrativo y sentimental de sus letras así como sus arreglos para orquestas, bandas y mariachis.

Indudablemente que en Latinoamérica debemos destacar al compositor Agustín Lara (México 1897-1970) con sus famosísimas obras (pasodobles y ritmos españoles) Silverio Pérez, Farolito de Madrid y su inigualable Granada, prueba de fuego y carta de presentación de todo aquel que se llame tenor, retumbando en la voces de Plácido Domingo, Alfredo Sadel, Néstor Mesta Chaires y José Carreras. Otro de sus grandes éxitos fue Españolerías cuya versión grabada en Venezuela por don Mario Suárez, no tuvo comparación:… «Patio que huele a noviazgo /a coplas y a rosas, y a flores de azahar / la noche escapa española /que con su negrura te supo embozar…» quien la grabó en vivo con magistral destreza e impecable afinación.

Y en cuanto a la disciplina, enseñanza y ejecución del pasodoble como baile, no podemos dejar de mencionar a las estrellas bailaoras zulianas Andreína Gutiérrez y Thibysai Acedo, quienes deleitan y dictan cátedra en este género cada vez que presentan sus majestuosos y deslumbrantes espectáculos en nuestra ciudad y más.

Foto: Cortesía

Hasta el próximo domingo con el favor de Dios.

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