Barítono incomparable

1 de febrero, 2015 - 4:20 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Foto: Cortesía

Dos jóvenes, plenos de pretensiones artísticas, juntaron sus nacientes talentos para buscar en la radio las oportunidades para darse a conocer. Era el año 1947 cuando el pianista Aldemaro Romero y el barítono Héctor Cabrera deleitaban con su juventud y musicalidad aquellos públicos exigentes que ya habían escuchado voces extraordinarias como la de Carlos Gardel (francés), Tito Schipa (italiano) y Don Pedro Vargas (mexicano).

Héctor José Cabrera Medina nació en Caracas el 13 de febrero de 1932 (falleció en esa ciudad el 8 de junio del 2003) de padres oriundos del estado Trujillo. Desde niño mostró inclinaciones al maravilloso mundo del canto motivado por quien fue la luz y guía de casi todos los cantantes de la época: «El Morocho del Abasto», Carlos Gardel.

El joven Héctor lograba ganarse la simpatía y el cariño de todo el que trataba con él, pues era amable, sencillo, caballeroso de voz pausada y central. Cualidades estas que practicó hasta el fin de sus días marcando un hermoso ejemplo de tenacidad, disciplina artística y ofrendando grandes triunfos al pentagrama musical venezolano y latinoamericano.

La extensa carrera artística del llamado

«Poeta de la Canción» (es digna de recordar e inculcar como ejemplo a la juventud, sobre todo a los que desean transitar por el difícil pero fascinante mundo artístico) estuvo iluminada por los más contundentes éxitos discográficos como: Rosario y Las Cosas que me Alejan de Ti (tema con el cual ganó el Festival de la Canción de Buenos Aires en 1970). Muchos desconocen que fue actor (participó en varias películas internacionales y radionovelas) animador y poeta: su voz hablada era agradable y con un timbre inconfundible.

Era un cantante excepcional con tesitura (conjunto de notas donde se puede desarrollar un desempeño vocal óptimo) de barítono. Para entender un poco esta clasificación debemos decir que el barítono es aquella voz cuya tesitura se encuentra ubicada entre el bajo y el tenor. Sus agudos (notas más altas) se diferencian de la voz del tenor por ser más oscuros y sus graves se diferencian de la voz del bajo por ser más ligeros y brillantes.

Quien aquí tiene el honor de escribir para ustedes, tuvo el privilegio de actuar al lado de este inolvidable personaje en la década de los 80 incluso, ser su representante artístico en el Zulia desde 1986 al 89, por lo que puedo dar fe a través de esta tribuna y mis conferencias en distintos recintos, de su calidad humana y artística, y demostrar, para que sirva de ejemplo, de cómo una persona es merecedora del calificativo de venezolano ejemplar y de qué manera se debe transitar con estudio y dedicación hacia el éxito.

Nota educativa: En la ópera y el teatro musical, el papel de villano o de hombre poderoso de la trama, suele ser interpretado por un barítono. Hay barítonos dramáticos y líricos o nobles, que suelen corresponder a personajes de mayor o menor edad, respectivamente. Dentro de la voz de barítono encontramos variantes: barítono ligero (en la cual pudiéramos ubicar a Cabrera), barítono lírico, barítono dramático y bajo-barítono (como nuestro inolvidable Tino Rodríguez).

Hasta el próximo domingo, con el favor de Dios.

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