Francis Juzga

15 de mayo, 2015 - 3:38 pm
Redacción Diario Qué Pasa

*** La semana había comenzado tranquila. Se inició con la grabación para el programa 8 Columnas que modera Rafael Galicia, amigo de viaja data. La alegría duró poco. Minutos después una llamada volteó todo. Me anunciaban sendos fallecimientos, el de Antonio Medina, arpista de Alma Zuliana, hermano de Betulio, Moisés, Inés y Nelly y  también el deceso de Nerio Franco, el virtuoso del cuatro, con Cardenales y Guaco y del teclado con Los Blanco.

«No temáis, porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado, ni oculto que no haya de saberse» (Mateo 10-26). Sabía, las dificultades de salud y económicas por las que pasaban Nerio y su familia, pero confieso algo, un cheque expedido con mala intención, en pocas palabras, sin fondo, fue un golpe más para su lacerado corazón y allí mismo se le acortó la vida. ¿No hubiera sido más honesto negarle la ayuda abiertamente, antes que engañarlo de esa  manera? Ese dinero quizá no le hubiera salvado la vida a Nerio, pero si prolongado un poco más, por los inmensos deseos que tenía de vivir.

Hay momentos en que quisiéramos escribir tantas cosas, los sentimientos afloran, pero las palabras no. Mucha luz en la autopista hacia el más allá del sol para ambas almas.

Lo prometido es ley: Más vale no prometer, que prometer y no cumplir (Cita bíblica).

*** El programa Mi Vieja Discoteca nació en mayo de 1969 en la emisora Éxitos 980, ubicada en Villa Inés. Su propósito fue honrar a doña Hilda de García, la progenitora de Humberto García propulsor del programa junto a Galba Ostilio Fernández, el papá de todos los productores radiales que hayan existido en este país. Pues bien, el impacto fue tal, que en cuestión de una semana se adueñó de la atención pública en general.

Los oyentes comenzaron a reclamar esos discos y Jesús «Chucho» Benítez, operador de sonido, los grababa en casetes y se vendían a 50 bolívares cada fin de semana, cuando se hacía cola para adquirirlos. Ray Enrique Correa lo reemplazaría al igual que Renato Fernández, Coromoto. Lo escuché por vez primera saliendo del estadio Luis Aparicio y me quedé en la estación. Llegué a Crítica y lo sintonicé de nuevo. Algo me decía que estaba ante algo grande y se me dio la corazonada.

Ante mis primeros comentarios, fui invitado al mismo y me quedé allí por muchos años. Como norma, al  finalizar el espacio nos reuníamos en casa de Humberto para analizar lo bueno y lo malo que se había ejecutado, como mejorar y como evitar errores. De esa manera la calidad del espacio crecía y por supuesto, la sintonía durante seis horas era espectacular. Confieso que Maracaibo se convertía los domingos en una emisora gigante, pues por donde uno transitaba en los hogares se estaba escuchando el programa. En muchos hogares se bailaba toda la tarde con esa música.

Ni el béisbol ni los caballos pudieron con el espacio que se iniciaba a las 12:00 del mediodía y culminaba a las 6:00 de la tarde. Era increíble, pero una vez finalizado el programa, el silencio que caía sobre la ciudad era  también espectacular y la tarde noche se volvía triste. Cuando la estación pactó con las Águilas del Zulia, se mudó a Radio Popular donde terminó de consolidarse como el programa más escuchado en la radio el día domingo.

Humberto García, Víctor Prada Valles, José «Cheo» Palencia y Jesús Javier González, conformaron el cuerpo de locutores comerciales y animadores del programa que seguía liderando Galba Fernández y que cada vez fue mayor. Desde la redacción de Crítica informaba los resultados de las carreras del 5 y 6 y la actuación de los venezolanos en las Grandes Ligas.

El programa dio paso a la discoteca que llevó el mismo nombre, que acobijó la gaita y fue soporte de la misma por varios años. Murió Galba y hubo un enfriamiento total. Humberto se radicó en Miami y años después autorizó a Emerson Tudares a que reeditara el espacio que hoy, debido al reglamento de radio, solo puede ser de dos horas. Sepan que la aceptación ha sido exitosa esta vez en la estación de Corpozulia (95.1 FM).

No hay dudas de que lo que sembró Galba Ostilio Fernández «Mecacho» proporcionó una cosecha fructífera, ninguno de los locutores que pasó por allí se quedó en el aparato, todos progresaron. Galba era de lo más exigente y eso ayudó a esa superación que experimentó cada uno de ellos. Todo indica que hay Mi Vieja Dioscoteca pa’ largo rato. La obligación es de Gerardo, Emerson, Tony y Fernando. Ellos tienen la palabra.

*** La gaita crece en Miami con la creación de una High School en la que se imparten nociones sobre el ritmo zuliano, que de manera insospechada se ha dado a conocer fuera del país. Las clases comenzaron el pasado sábado 9, prometo indagar más al respecto para ampliar detalles Vicente Ramírez es nuestro corresponsal de aquellos lados.

*** Acompañado por Jota Ve y Orlando Bohórquez pude visitar en su hogar a Oscar García, mi siempre bien ponderado «Ventarrón», «Jaguey Seco» o «Duro FrÍo», como me salga llamarlo, apoyado en  la amistad que existe entre nosotros desde hace más de cincuenta años. Fueron dos horas y media de lo más placenteras, las que aproveché para conversar sobre el Maracaibo de ayer, con resultados de alta satisfacción, pues me aclaró y ratificó lo que venía pensando sobre El Saladillo.

Oscar me habló de cosas que captaron mi atención. ¿Era el Saladillo tan amplio como lo han hecho ver? El Saladillo fue un sector del Malecón y no era zona residencial, sino comercial, de manera que los marabinos que vivían en sus alrededores se sintieron saladilleros. Oscar nació en la calle La Paz y eso no es el Saladillo.

Puse como ejemplo que al lanzador Balbino Fuenmayor no lo llamaron «El Muchachote del Saladillo», sino simplemente el «Muchachote de El Pozón», o sea el no fue saladillero. En el Pozón se dicen ser tales.

Le conté qué nací en la frontera, calle Independencia, esquina Ayacucho, al fondo del Banco del Caribe y diagonal a la iglesia de San Felipe, sitio donde existió una  cuadra de casas ocupadas por emigrantes trinitarios y la llamaron colonia. No soy saladillero más sí, chiquinquireño.

Me habló de Pablito Andrade, hombre de a caballo, fundador de la dinastía hípica más famosa del Zulia, algunos de cuyos hijos, entre ellos Eddy, siguen siendo burreros de pura penca. Conversó sobre la primera apuesta hípica a raíz de una carrera de cien metros entre un mulo, y un caballo y de cómo le dieron 10 varas de ventaja a la primera, única forma de que pudiera ganar.

Las casas de Maracaibo eran construidas de barro y caña. 40 años después el deterioro fue notorio y muchas de ellas comenzaron a derrumbarse, la erosión a causa de las lluvias fue debilitando esas construcciones y se hizo necesario demolerlas. Pero no fue así con los establecimientos comerciales construidos por los alemanes, cuyas edificaciones aún están allí, porque fueron a base de hierro y sus bases eran de lo más sólidas.   
Por el contrario las que construyeron en El Empedrao, fueron más consistentes y el bloque o adobe de barro que era más fuerte, comenzaba a asomarse en la industria de la construcción. Por eso es que en Santa Lucía no hay que demoler nada o poco, porque ciertamente hay escasas edificadas de barro y caña. Al despedirnos quedó en el ambiente otra visita.

*** Atención. 15 años después de haberse ido de la gaita por problemas de salud, Miguel Aguirre, solista de altos quilates e intérprete de Sagrada Dama del Saladillo, Prenda de un Pueblo, Gaita Antañona y otras, regresa al ambiente. Lo hace con La Misma Gente y ya hay expectativa por ese retorno. Creemos que debe escoger buenos temas, seguros de que le permitirán arrancar por todo lo alto. Renato Aguirre pudiera solucionarle ese problema.

*** La semana pasada en Cabimas se fue de este mundo Henry Morales, una persona que se supo ganar el aprecio de todos quienes lo conocimos. Fue miembro de la Logia Masónica y de él aprendí sobre los principios éticos y morales que rigen a quienes practican esa religión. En esta columna, inclusive, publiqué en cierto momento situaciones que me explicaba, que consideré interesantes y las compartí con mis lectores. Con su hermano Mario conversé vía telefónica y le manifesté lo que en ese momento pude decirle, sabedor de que no hay nada que nos haga ver la situación en su real dimensión. La entrega de sus restos a la madre tierra se hizo a su entera voluntad, con mariachi y chimbangales. Paz al alma de Henry pues hacia donde se mudó no hay dolor, ni enfermedades, lo que indica también que no hay sufrimiento alguno, porque está al lado del Señor. Hacemos llegar a toda su familia nuestras condolencias.

*** Recibimos respuesta inmediata de parte de Juan Vené y Emerson Tudares. Ambos tienen el video que asustó a Enrique Salazar. Betty Meléndez nació en Cali, Colombia y vive en México desde hace 55 años, Antonio «Tony» Aguilar la invitó trabajar en México, luego de haber debutado en aquel país, desde ahí a la fecha, su vida ha sido cantar y cantar en uno y otro escenario, en Venezuela y otros países, compartiendo con autores y cantantes entre un sinfín de artistas de la época de oro del bolero de los años 50. En pocas palabras, tiene grabaciones con la orquesta de Ramón Márquez, pero no con La Sonora Matancera. Tal como juzgué la situación, fue a una presentación y aprovechó para cantar con la referida orquesta. Se acabaron las dudas, Víctor Piñero continúa  siendo el único venezolano en grabar con la Sonora Matancera.

*** Atacan a Ramón Soto Urdaneta al tenor de que se ha mantenido con un grupo de solistas y grupos y eso le hace lucir como repetitivo. Salgo en su defensa y alegó que no todas las gaitas grabadas son buenas, que no todos los solistas son buenos y que cuando se apoya lo malo, lo mediocre, entonces la gran perdedora es la aita misma.

Acepto que debería ser más amplio, pero así como la música fue un boom mundial en lo que dieron por llamar los fabulosos años 70, la gaita vivió sus mejores momentos en los años setenta y ochenta, y son esos temas los que predominan, primero por las calidad de los intérpretes, segundo por la mejor aún de los compositores y tercero por la excelencia de los conjuntos que interpretaron la gaita esos años.

Nómbrenme una sola gaita de Astolfo Romero que no sea buena, y entonces les daré la razón, y me perdonan, pero no diré nombres, ciertamente hay solistas que no pegaron por lo que sea, pero si la gaita interpretada hubiera tenido soporte, seguro que se queda, pero no lo tuvo y se perdió en el espacio, así de simple. Y por último si Ramón comienza a colocar gaita de poco arrastre entre el gusto de los oyentes, en una semana pierde todos sus oyentes, que son quienes exigen lo mejor.

Aniversario: Mañana estaré celebrando mi primer año de vida. Historia pendiente, prometido.

¡Quedó escrito. Epa, ya está. Nos vamos!

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