Francis Juzga

9 de diciembre, 2016 - 10:47 am
Francis Blackman / [email protected]

Me complace ver a jugadores de béisbol y fútbol persignarse en cada jugada dando gracias a Dios. Hay que dar gracias por todo, eso agrada a Dios, aunque Él no va a ninguno. Que gane el que mejor haga las cosas y sepan que los dos bandos le piden ayuda para ganar. En igual proporción otros maldicen a diestra y siniestra y las fuerzas del bien y el mal chocan y ninguna avanza. Pero no cabe duda de que al final el bien se impondrá porque como dice mi sobrina Kathy, «ser bueno es bueno».

La cumpleañera de la semana es una dama gaitera que a través del tiempo se ganó toda mi admiración y respeto. Ingrid Alexandrescus. La recuerdo en plena Cervecería 5 de Julio corrigiendo exámenes mientras esperaba su turno de subir a la tarima. Como no admirar a mi eterna «Princesa». Dios la colme de bendiciones a ella y a su familia.

Sobraron los no gustosos de los juicios de la semana pasada sobre la gaita. Repito que no hubo temporada gaitera, que fue floja, que varios factores se encargaron de silenciarla. Sepan que hubo solo dos locales donde se dio gaita en vivo.
Hubo buenos temas, excelentes composiciones, pero como no funcionó la payola, los programas se limitaron a las gaitas de antaño, que una vez más demostraron que es imposible borrarlas del mapa gaitero.
Hace un año contabilizamos 150 programas entre Maracaibo, San Francisco y Cabimas. Este año no llegaron a 50. Las cadenas fueron factor negativo, los programas dejaban de salir al aire y había que pagarle a la estación, pues la no emisión del espacio escapaba a su responsabilidad.
Otro factor de peso, la escasez de patrocinantes. Agreguemos que la ley de causa y efecto funcionó. Con los aumentos de salarios, la radio subió el precio de la hora y eso no se pudo traspasar al anunciante, quien optó por salirse del negocio.
Las nuevas voces claro que las hubo, pero fueron víctimas directas de la payola. ¿Quién sobresalió? ¿Quién es el más impactante, el que más escuchó? Estas preguntas caben también en el renglón femenino… Me hablaron de la solista de Cardenales, pero jamás la escuché en la radio, a menos que no haya grabado con el grupo. Sonaron las mismas voces de siempre; Badell, Cepeda, Neguito, Jerry Medina, Douglas Ochoa, Elvis Rangel, Wilfredo y Carlos Delgado, Renny Guerra, Gilberto Daguín y Ramón Rincón Jr., entre las damas el déficit fue más notorio.
Esto no indica que sonaron a todo dar, fueron los que más se escucharon por los factores que antes enjuicié. En pocas palabras, nunca en su historia la gaita había dado un bajón tan serio y peligroso como el de este año. Los grupos que vimos en televisión son todos nuevos e interpretaron los temas de otros ya consagrados y eso evitó que llamaran la atención.

Hubo espacios promocionales, unos más sobresalientes que otros. Johanna Salas acogió mi sugerencia y por eso salió airosa. Le pedí que si se atrevía a salir con un espacio gaitero, no podía parecerse a otro, que fuera ella, mal o bien, pero que no imitara bajo ningún concepto. Algunos dirán que fue un programa más y estamos de acuerdo, pero la novata superó a muchos con sus videos, hizo televisión en radio con sus invitados en los espacios especiales de inicio y fin de semana. Allí se los ganó.
Mes propicio para la reflexión: Me estaba preparando para dar una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario como una proposición para mi clase…
Abrí una conversación con un joven brillante que estaba sentado en la primera fila, y le dije:
Si yo exprimiera esta naranja tan fuerte como pueda, ¿qué podría salir?
Él me miró como si estuviera un poco loco y dijo:
– Jugo, ¡por supuesto!
¿Crees que jugo de manzana podría salir de ella?
¡No! (él se reía).
¿Y jugo de toronja?
-¡Tampoco!
– ¿Qué saldría de ella?
– Jugo de naranja, obviamente.
– ¿Por qué?, ¿por qué cuando exprimo una naranja sale jugo de naranja?
– Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro.
Asentí con la cabeza y le dije:
– Cierto. Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú y alguien te aprieta, pone presión sobre ti, y te dice algo que a ti no te gusta; te ofende y de ti sale ira, odio, amargura, miedo. ¿Por qué sale esto?
La respuesta que dio el joven fue:
– Porque eso es lo que hay dentro.

¡Quedó escrito. Epa, ya está. Nos vamos!

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