¿«Amenaza inusual y extraordinaria»?

15 de marzo, 2015 - 3:49 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Según la lógica imperialista, es inusual y extraordinario que todavía existan en el mundo posiciones radicalmente antiimperialistas. La soberbia y la prepotencia del imperialismo es tan desmesurada que sigue creyendo que todos los pueblos del planeta deben caer en sus manos «como una fruta madura», en la aceptación tácita de su «destino manifiesto».

La Ley para la Defensa de Derechos Humanos en Venezuela que congela los bienes y cancela las visas a funcionarios venezolanos señalados de cometer supuestas violaciones de derechos humanos durante las «guarimbas» que sacudieron Venezuela a inicios de 2014, fue firmada por Obama el 19 de diciembre del año pasado, con la aprobación de las dos cámaras del congreso.

Los alabarderos del imperialismo dentro y fuera de Venezuela consideran que esta ley no es una intromisión del imperialismo en nuestro país. Los lacayos están dispuestos a firmar donde sus amos quieran el carácter eterno del capitalismo, llegado el caso. Por supuesto que esa ley, es descarada, y constituye una injerencia en contra de la soberanía de Venezuela. ¿Qué pasaría si el Gobierno venezolano promulga una ley de defensa de los derechos humanos en los EE UU?

¿Cómo justificaría el imperialismo las decenas de niños confinados en depósitos insalubres, el asesinato de negros, en medio de la crudeza de su racismo, el genocidio de más de millón y medio de seres humanos en el oriente medio, tan solo para hablar del pasado reciente?

El decreto en el cual el presidente Obama señala a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los EE UU fue firmada el pasado 9 de marzo del año en curso. La cosa es exactamente al revés: el imperialismo yanqui-israelí constituye no solamente una amenaza, sino también un peligro latente, y un genocidio continuado para una gran porción de la humanidad.

A través de diversos modos el imperialismo, no desecha su tesis del fin de la historia, es decir, que  intenta convencernos de que más allá de su perverso capitalismo, no hay más posibilidades de cambio; es la promulgación demencial del carácter eterno y supremo del capitalismo, y su fase superior, el imperialismo. Como el pueblo venezolano, fiel a su tradición republicana, letra de nuestra Carta Magna, se reafirma como antiimperialista, entonces constituimos una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad del imperialismo.

En el desespero de su petróleofagia, el imperialismo yanqui mete a la Exxon Mobil en la zona de reclamación del Esequibo para extraer la cuantiosa reserva de hidrocarburo que hay allí, justo donde Venezuela mantiene una vieja querella para recuperar un territorio que le pertenecía hace 150 años, y que cronológicamente le ha sido escamoteado por Gran Bretaña, mediante el arbitraje cómplice del  propio imperialismo norteamericano, a través de la doctrina Monroe, y ahora por mediación de las Naciones Unidas, que actualmente ejerce el control sobre la independizada Guyana.

Pero más allá de la voracidad imperialista por el petróleo, el imperialismo se asoma y se acerca a la Faja Petrolífera del Orinoco y la plataforma continental de Venezuela desde Guyana.

El imperialismo sigue soñando con las riquezas de Venezuela. La ley y el decreto que hemos mencionado, y que constituyen por si solo una agresión contra la soberanía de nuestro país, preludia una invasión, que sabríamos combatir hasta sus últimas consecuencias.

El antiimperialismo, se reafirma. Venezuela no está sola.

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