¿Será necesaria una Segunda Guerra de Independencia?

20 de noviembre, 2015 - 2:42 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El centralismo político y administrativo nos agobia, nos lleva por la calle de la amargura y conspira en contra de la eficacia, la eficiencia, la mística y los buenos resultados que se esperan de toda gestión.

Veamos uno, entre muchos ejemplos que presentaré en sucesivas entregas: el eufemísticamente llamado Palacio de Justicia de Maracaibo; ni hablar de la sede de los Tribunales de los municipios Cabimas y Colón, con los consiguientes retenes de presos que sirven de depósito, cual si lo fueran de chatarra, de cada una de las ciudades mencionadas.

El Palacio —apropiadamente «rancho»—de Justicia de Maracaibo, donde trabajan, si las cuentas no me fallan, 30 Tribunales, entre los de Control, Juicio y Ejecución, más 3 Salas de la Corte de Apelaciones y 1 Sala de Apelaciones de Mujeres y Adolescentes, para un total de 34 Tribunales.

El llamado Departamento de Reproducción está dañado hace tantos años que nadie recuerda cuántos; pasó un tiempo y luego se convirtió en un gran negocio privado (aquí se aplicó la Ley de Privatización), que se hizo más rentable (beneficio obtenido por inversión, trabajo, tiempo y riesgos), que cualquier banco, que tampoco son mal negocio. 2) No hay papel sanitario, que se vende por cuadritos o rollitos envueltos en la mano. 3) Pasamanos de las escaleras perforados y sucios como los pisos. 4) Se están robando los cables del servicio eléctrico externo. ¿Verdad que da risa que esto ocurra en el Rancho de la Justicia?) 5) La segunda etapa del edificio del Rancho, paralizada DESDE HACE 16 AÑOS, por falta de la decisión superior del centralismo caraqueño y falta, por encima de todo, de jueces, abogados litigantes, Colegio  de Abogados, representantes de las Fuerzas Vivas, desde hace muchos años difuntas y de nosotros los medios de comunicación. 6) No tiene rampas para las personas discapacitadas y hay que ver las maromas que tienen que hacer los familiares cuando tienen que subirlos a los pisos superiores. 7) Los ascensores están fuera de servicio desde hace todos los años que usted quiera, por falta de técnicos, repuestos, canibalizaciones, etc., y falta de interés de quienes no tienen que estar subiendo y bajando. Que esto suceda en el edificio majestuoso del Tribunal Supremo de Justicia para ver, a los también majestuosos magistrados, sube y baja, por las escaleras. 8) Antes, cada uno de los 34 Tribunales tenía una impresora; ahora lo que hay es necesidad, que juega garrote, de imprimir y dinero que siempre falta a los pobres, para pagar las copias al precio que les cobran. 9) Cómo para lavarse la cara, hay una copiadora en la Corte de Apelaciones de Adolescentes y Mujeres y una pequeña para los Tribunales de Primera Instancia en las diversas funciones que les corresponde desempeñar, pero les faltan tóner y tinta. 10) Me encantaría que algún magistrado del TSJ tenga que ir a los baños y para peor castigo, con diarrea, para que sepa dónde aprietan los zapatos. 11) Por cierto, el secreto mejor guardado es el nombre del  dueño de la copiadora y ¡Hosanna!, también el del dueño de la CAFETERÍA. 11) La construcción no terminada —la segunda parte del edificio—, es un basurero donde deberíamos encerrar, como castigo ejemplar contra el centralismo, a todos los magistrados del TSJ, para que sepan lo que son ratas, ratones, alacranes, tuqueques, basura depositada de todo tipo, ruidos extraños, oscuridad y telas de araña.

En medio de lo reseñado en esta nota, a la cual le faltan muchas cosas por mencionar, encontramos el porqué Venezuela no avanza y los capitalinos no se cansan de decir que hasta Petare llega Venezuela y, de allí pa’lante, es monte y culebra.

«¡Zapatero,a tus zapatos!»

En medio del centralismo, Arias Cárdenas solicitó al Presidente transferir al Zulia, los tres aeropuertos del Estado, hasta la fecha dependientes de la administración central: La Chinita, Santa Bárbara y Costa Oriental y el Presidente así lo acordó. Un acierto del Gobernador y muy oportuno el momento, tanto del uno para pedir, como del otro para conceder.

Le sugerimos a Arias Cárdenas el nombre de Marcos Amaya para la dirección del Aeropuerto La Chinita, habida cuenta que ya desempeñó ese cargo y lo hizo con acierto y mentalidad progresista. Designar en el cargo a quien del asunto sabe menos que nada, un general de la Guardia Nacional y, hasta hace poco, Jefe de la Policía del Zulia, puede resultar un fiasco, como fiasco puede resultar poner en la administración del Puente Rafael Urdaneta, a otro general que sale de la Comandancia de Policía del Estado y comprometido en un procedimiento policial, comandado por él, donde hubo cinco muertos y no por enfrentamiento, sino por ajusticiamiento.

Yo supongo que el Gobernador necesita espacios para salir de todas estas cargas burocráticas hasta el momento en que retornen a su Fuerza, donde deben permanecer, porque esa es su especialidad.

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