No hay más por donde padecer

24 de enero, 2016 - 4:13 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El Gobierno nacional viene en una escalada de acciones que solo se resumen en calamidades, empobrecimiento, miserias y una dejadez en la praxis real del vivir ciudadano. Siguen las colas, sí; la escasez en todos los rubros, igual, lo que nos indica que los días están aún peor que en el 2015. La inflación, medicinas, cauchos, baterías, repuestos automotrices y autobuseros peor no pueden andar.

Es así, que la realidad donde el interés político prevalece en un «dialogo» que parece más un monólogo, que se evidencia en cada actor presente sea la AN o el Gobierno. Si bien, conocemos a Henry Ramos Allup, pensamos que posee una carta bajo la manga, cuando así informó sorpresivamente en su discurso inicial, la factibilidad del término, constitucionalmente, del gobierno de Nicolás Maduro. Esto a muchos, más que alegrarnos, nos preocupó, por lo que esto representa al país. (Recordar a CAP y su salida del gobierno).

Ahora, Henri Falcón, gobernador de Lara, nos alerta de una guerra civil, lo que realmente termina de convencernos que las partes, ve el futuro a corto plazo en base a la violencia y las posibilidades de derramamiento de sangre. Esto nos desconcierta profundamente, cuando un dirigente de la MUD, creemos que sea así, plantee tan descabellada posibilidad sabiendo que los políticos no son los que pagan los errores, sino la gente, que ya por cierto, no tiene más por donde padecer.

Los cambios se inician con el respeto a la Constitución, pero la letra que ya existe no refleja compromiso alguno con los sectores del oficialismo y muchos de los de la oposición que estuvieron en gobierno, la obviaron y fueron tan corruptos como el oficialismo y así lo sabemos. Es por ello que la prioridad es sensibilizar y comprometer al cumplimiento de las leyes, caiga quien caiga, dando los pasos para fortalecer la democracia y las instituciones, las cuales no gozan de la credibilidad y el respeto ciudadano.

Es así que más calamidades ya el pueblo no logra padecer en estos tiempos. La miseria que nos acompaña es reducir nuestras vidas a conseguir lo mínimo, para vivir, para curarnos y para maniobrar en el día a día. Pero esto es como un tren sin control, ya el daño al país causado por esta gente en gobierno no logrará disminuir y menos con un barril a 20 o 24 dólares y el pago de una deuda asesina. Esto va de mal en peor y ahora con un decreto, que ya está reflejado en las leyes, pretenden aumentar las angustias del ciudadano y los sectores del país.

En resumen, el «decreto» de hambre que pretenden ejecutar, el aumento a la gasolina, el desconcierto político, el petróleo palo abajo y la crisis existencial del pueblo venezolano y sus instituciones, son el caldo de cultivo para terminar de darles a los ciudadanos, sus familias, las comunidades y, destaco, a los derechos humanos, la sentencia mortal de una vida en libertades y en democracia.

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