Los venezolanos y ¡EL CUARTO DE HORA!

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2 de febrero, 2015 - 12:52 pm
Redacción Diario Qué Pasa

La decadencia moral y ética de la sociedad venezolana, que para ponerle un punto de inicio al comienzo de su vertiginosa caída debemos ubicarnos en el año 1945 —derrocamiento del presidente Isaías Medina Angarita, depuesto por un golpe contra el Estado, seguido por la asonada militar de 1948 para derrocar al presidente Rómulo Gallegos, electo en comicios democráticos, en una suerte de crímenes políticos cometidos por sus inspiradores y ejecutores—, dio paso, dentro de mil destrozos legales, institucionales y espirituales, a la infamante expectativa que la «zamarrería» criolla consagró como: «Me llegó mi cuarto de hora».

La vieja abuela, nacida de familia pobre y teniendo siempre la pobreza como un estigma impuesto con hierro candente para que nunca más pudiese librarse de ella, decía al nieto afortunado con el ejercicio de un buen cargo y agradeciendo al Siervo de Dios, «por el favor recibido»: «No vaya a ser como su padre, a quien dieron un buen cargo público y no sacó, ni siquiera, una casita. ¡Aproveche, no sea bobo!».

El consejo de la abuela, humanamente interpretado, pero a todo evento censurable, reducido solo a la «casita», símbolo de estabilidad familiar, y bajo cuyo techo cualquier mal momento se campea, se derrapó hasta llegar a calamidad nacional, creciente en la medida que aumentaron los ingresos públicos que nos convirtieron, palabras más, palabras menos, en nuevos ricos de hecho y en expectantes a nuevos ricos en espera de su anhelado y batallado «cuarto de hora», punto de partida a la riqueza, mal habida, pero consentida por todos.

Tratándose de «nuevos ricos», ¿cuál de nosotros le ha quitado el saludo al amigo corrupto? ¿Cuál le saca el cuerpo y rechaza su acercamiento? ¿Quién se niega a ir a su casa de la playa o no acepta la invitación a un buen restaurante, o no va a la fiesta de cumpleaños de su opulento vecino? ¿Es que alguno se aparta de la tentación y no le pide ayuda, recomendación o interposición de influencias para algún «negocito» o peor, no le ofrece «sociedad» en el «tronco ’e negocio» que nos va a hacer muy ricos a los dos»?

Me pregunto y aquí viene lo peor: ¿Quién de nosotros denuncia al corrupto y cuántos no lo envidian?

Lo muy vergonzoso: ¿Cuántos de nosotros gritan ¡corrupto!, ¡corrupto!, contra el denunciado que no conocemos, que no es nuestro amigo y al cual, por serlo, protegeríamos con el silencio porque es un  «desprendido pitcher», es «un buen caballo, mano», es espléndido y nos invita a pasear en su yate, en su avión, en su carro y monta unas «pachangas» ¡qué pa’ qué te cuento, hermano!

¿Dónde está el chofer que denuncia al policía por recibir 500 para no multarnos con 1.500, o paga para que el fiscal de tránsito lo ponga ganando el choque que perdió?

Cuando el escándalo revienta y se lleva por delante al corrupto, que pudo serlo porque se sabía impune por el silencio cómplice, nuestros hipócritas gritos nos delatan ante nosotros mismos, que nos decimos en nuestro interior: ¡Qué molleja hermano, yo si soy apreta’o, pa’ desvergonzado cómprenme!

El gobernante, que pone a sus adláteres para que roben por él y en su beneficio, finge no conocer lo bien que ejecuta su peón o peones, el mandato de hacerlo rico o más rico y desde adentro y desde afuera todos conocen la intriga, trama, engaño, montados para llegar pisando fuerte, cuando los pies son de barro.

Conciudadanos: O le entramos de frente a la corrupción o esta irá sembrando como víctimas a los pocos que la combaten: Entiéndeme: ¡O eres tú o no lo será ninguno!    

Primer caso sobre el mismo tema

La ciudadana Gladys Nubia Parada Mendoza, directora general de Mercados Internos del Ministerio de Petróleo y Minería, fue apresada por la policía, por orden del Tribunal 25 de Primera Instancia en Funciones de Control del Área Metropolitana de Caracas, a solicitud de las fiscales 56, 67 y 93, de la misma jurisdicción, quienes se fundamentaron en las investigaciones seguidas por el Cuerpo Nacional Anticorrupción y el Sistema  Popular de Defensa de la Paz, creado por la correspondiente Ley Habilitante, con Rango, Valor y Fuerza de Ley, promulgada el 19 de noviembre del año 2014, e imputaron a Gladys Parada, por delitos previstos en la Ley de Delitos Económicos y Fronterizos.

Este paso es sensacional y de un impacto popular tal, que podemos medirlo por la amplísima difusión que le han dado los medios de comunicación; prensa escrita, radiodifundida y televisada, así como por la acogida, sin restricciones, y el apoyo que han expresado los ciudadanos que coinciden en manifestar su alegría por el combate emprendido contra la corrupción.

Ahora bien: la funcionaria Parada Mendoza no estaba sola para montar y operar el mil billonario contrabando de extracción de gasolina y lubricantes de dimensión brutal, condenado por las leyes y por el pueblo, que por años clama por castigo a tamaña traición a los supremos intereses de la nación; se tiene que enjuiciar a sus cómplices, no importa la función que desempeñen, la jerarquía militar que ostenten, la estatura política que puedan exhibir, ni el poder económico que, a lo largo de años, les ha permitido comprar la impunidad que nos ha costado una incuantificable fortuna, un daño colosal al acatamiento por los ciudadanos a la ley y el respeto a las autoridades.

Me detengo un instante en el tema: el Alto Mando Militar tiene que reflexionar en el daño que los contrabandistas uniformados han causado al estamento castrense e interiorizados los males, obrar para reparar el estrago material y la ruina moral causada a la institución militar; la reparación solo se logrará si se castiga, con máxima severidad, a quienes envilecieron el honor y la divisa.

Segundo caso sobre el mismo tema

Me siento pletórico de alegría al vivir a plenitud la acción del Estado contra los corruptos: La persecución desatada en el Zulia contra las mafias que carcomen la administración de justicia, léase el Ministerio Público, el Poder Judicial y el órgano por excelencia para la investigación criminal, el CICPC.

Dos casos, estrechamente vinculados con el contrabando de extracción han sonado duro y con resonancia en todo el país: Uno, varios jueces de Primera Instancia en Funciones de Control, secundados por secretarias de sus despachos, asistentes judiciales, alguaciles, personal de la Comisión Judicial —una suerte de Sala Situacional de la Presidencia del Circuito Penal— y por el Ministerio Público, así como por abogados en ejercicio, dueños de estacionamientos y policías judiciales, trabajaron arduamente y a lo largo de 15 meses, para entregar a los dueños, más de 100 camiones implicados en el contrabando de extracción y que habían sido incautados por las autoridades de resguardo.

Los camiones 350, Tritones, 750, gandola, etc., valen hoy día una fortuna y cuando el contrabandista pierde la unidad de transporte, lo que le impide seguir «bachaqueando», paga cuanto le pidan para liberarle la unidad —el promedio pagado hasta los momentos se ubica en unos trescientos (300) mil bolívares fuertes—, que en el caso de 100 camiones monta la cuenta a treinta (30) millones de bolívares fuertes, equivalentes a treinta (30) mil millones de los desafortunadamente desaparecidos bolívares de los de antes, monto este que da para comprar a mucha gente.

Si a esto sumamos, que de acuerdo con le ley, quien resulte condenado en juicio por el delito de contrabando de extracción, sus bienes le son confiscados, nos encontramos entonces, al «hambre unida con las ganas de comer», porque aún resultando inocente el imputado, tendría el enjuiciado que esperar las resultas del juicio para liberar el vehículo decomisado.

Hoy día, para el momento de escribir esta nota, ya va preso un juez, privado de libertad junto con varios funcionarios subalternos, otros, enjuiciados, pero gozando con medidas cautelares sustitutivas de la privación de libertad, pero sometidos a presentación y se investiga a otros jueces y funcionarios: Por fin se le metió el dedo a la llaga purulenta y es eso lo que me plena de alegría.

Hasta hoy las investigaciones que adelante la fiscal 75, con sede en Caracas y con Competencia Nacional —tuvo que quitar el caso a los fiscales del Zulia y apartar al CICPC, pues varios funcionarios estaban enmarañados en este caso, que comenzó en octubre de 2013 y como vemos aceleró y se extendió, pero una buena short stop, una suerte de Luis Aparicio, «El Grande», frenó la línea y sacó out al primer corredor en el home, parándole la racha de carreras al equipo de los corruptos.

Gracias a cuantos luchan contra la corrupción: Dios y la patria se los premiarán.

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