La ONU y los Derechos Humanos

12 de octubre, 2014 - 2:13 pm
Redacción Diario Qué Pasa

La subversión de los conceptos con los cuales se construyen nuevas categorías, permite la elaboración de constructos racionales, aparentemente certeros,  que  corroen la genuina expresión de una realidad, generando el ambiente propicio para la adopción de posturas, lenguajes  y conductas  contrarias al interés general de los pueblos trabajadores; allí se incuban maneras de pensar y de hablar coincidentes con la dominación. Este laboratorio, que actualmente lideriza en gran parte del mundo el Instituto Albert Einstein, ha sido aplicado en distintos formatos a todos los países dominados por el capitalismo, desde el principio.

Es excrementicia la utilización del nombre de un pacifista de talla descomunal como Einstein, para nombrar este perverso instituto que manipula el inconsciente de los explotados del capitalismo en el mundo, y los condiciona para vivir aterrorizados y para hablar desde la subversión conceptual de categorías con la realidad que nombra, y que obliga involuntariamente a resignarse ante la tragedia capitalista, y llegar incluso, a amarla sinceramente.

En el anterior sentido, los Derechos Humanos, en el lenguaje de la ONU, son los derechos del capital financiero, sin embargo, la clase obrera y trabajadora, sin conciencia de clase, sigue pensando que esos derechos son también sus derechos.

La necesidad de vencer al fascismo definitivamente, entre otros objetivos, lleva a la URSS a formar parte de la ONU, organismo imperialista que sustituye a la Sociedad de Naciones. Como potencia signataria de la creación del organismo, la Unión Soviética ejerció su derecho a veto con fines pacíficos,  a diferencia  de los demás miembros fundadores,  Francia, Inglaterra, China, y EE UU que no vetaron ni vetan resoluciones contrarias a sus intereses guerreristas, comerciales y de explotación del trabajo asalariado para ampliar sus capitales industriales y financieros.

¿Cómo puede hablar la ONU de derechos humanos? Si el capitalismo, ––modo de producción que ellos preservan, a costa de convalidar, con maniobras discursivas y cascos azules,  las guerras que sean necesarias y los genocidios que hagan falta––, es el que produce pobreza y miseria al tiempo que  enriquece cada día más las arcas de su imperialismo.

La ONU y sus alabarderos, están preocupados por los derechos humanos de Leopoldo López, y hasta amagan con una exigencia al Gobierno venezolano para que excarcele a este violador de los más elementales principios de la dignidad humana. Mientras tanto, la ONU apoya la invasión imperialista al Oriente Medio, se hace de la vista gorda ante el negocio imperialista del narcotráfico y la venta de armas que ha hundido en sangre, lágrimas, hambre y miseria a México, a Colombia, Guatemala, El Salvador, gran parte de África y de otras regiones del mundo.

¿Cómo puede hablar la ONU de derechos humanos, si el capitalismo, devenido en imperialismo,  preconizado y  defendido por ella,  mantiene a más de la mitad de la población mundial sobreviviendo con 2 dólares diarios?  Hipócritas son todas sus preocupaciones, incluyendo la última sobre la masacre de Iguala.

La ONU, propuso erradicar la pobreza extrema y el hambre. Para erradicar la pobreza y el hambre hay que liquidar definitivamente el capitalismo, y construir el socialismo científico.

El inconsciente sobado de los pueblos sometidos, sigue pariendo esperanzas más acá del modo de producción capitalista. El cuestionamiento del imperialismo no basta, es preciso enfrentar las guerras imperialistas con la guerra de clase.

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