La construcción efectiva del diálogo

17 de noviembre, 2014 - 1:51 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El diálogo como expresión democrática de amplitud, de discusión, crítica y autocrítica revolucionaria, debe constituirse en indispensable para el fortalecimiento de la paz y la seguridad en Venezuela como tarea permanente de todos.

El diálogo como mecanismo político de carácter democrático es esencial en la búsqueda y logro de la paz y la justicia en las sociedades contemporáneas acuciadas no solo por problemas sociales sino por las malas orientaciones e interpretaciones políticas erradas.

Creo que el destino último de nuestra maltratada sociedad no está en manos de los legisladores ni de los jueces, sino que el mismo reside en la capacidad del pueblo como conglomerado humano para alcanzar el consenso colectivo como mecanismo para construir un diálogo capaz de alcanzar la paz que tanto ansia nuestra convulsionada sociedad desde el punto de vista político.

Atravesamos tiempos difíciles, pero superables para construir un diálogo constructivo que todo el país desea y solicita. En tal sentido debemos de utilizar el derecho y la Constitución como instrumentos necesarios de articulación política y tramitación del control social que haga posible la construcción de un verdadero diálogo efectivo y eficiente entre las partes políticas con un programa de trabajo definitivo para superar algunos de los muchos problemas que confronta y vive la sociedad venezolana.

Creo en un diálogo con la ayuda de los nuevos valores de la participación democrática, de la solidaridad socialista —muy poco puesta en práctica—, el respeto por la diversidad para poner en marcha en Venezuela, de manera mancomunada sinergias y políticas dinamicas comunicativas ampliadas, que conduzcan al país, por un camino más horizontal de reconstrucción de un consenso del nuevo pacto social que aleje definitivamente la amenaza de la violencia en nuestro país.

Este diálogo de avanzada profundamente sentido por el Gobierno y «parte» de la oposición debe estar fundamentando sobre el problema político social, sin dejar de un lado el combate y castigo de la corrupción, la erradicación del apoyo y fomento del clientelismo político parasitario además del clientelismo patrimonial. Un diálogo capaz de conjugar la participación de las partes comprometidas en alcanzar resultados posibles no debe ser convocado por el alto gobierno.

Por el contrario debe ser un diálogo colectivo participativo de todos los venezolanos interesados en la solución de problemas vitales que afectan la vida y concierto del país.

Todos los organismos, deslastrados de la epidemia del dirigismo burocrático, deben agotar sus acciones y propuestas dejando de un lado el pesimismo metodológico que impide el avance de las nuevas soluciones y propuestas.

Se debe corregir con elementos más flexibles todos y cada uno de los ensayos del diálogo del pasado con formulaciones político-democráticas caracterizados por el desarrollo de un trabajo más efectivo, con aportes comprensivos.

El diálogo que se debe construir por cualquier sector de la participación política del país, no debe repetir ningún tipo de circunstancia negativa del pasado debe estar firmemente orientado e inscrito en la nueva realidad capaz de hacer posible la tan deseada, ansiada y buscada paz política.

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