Historia muerta del árbol

7 de junio, 2015 - 3:15 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Al árbol debemos solicito amor/ jamás olvidemos que es obra de Dios / el es tan fecundo rico sin igual / que sin el mundo sería erial /no tendría palacios el hombre ni hogar / ni aves los espacios ni vela el mar. Ese es parte del himno al árbol de Venezuela, letra de Alfredo Pietri y Música de Miguel Ángel Granado, que muchas veces entonamos en el colegio en el otrora sistema educativo. Lamentablemente esa tradición se ha perdido, inclusive en las escuelas y hasta en la sociedad venezolana. El domingo 31 de mayo, último día de ese mes, se celebró el Día del Árbol en Venezuela, pues bien la prensa local no reseñó nada referente a tan importante día y las celebraciones a nivel gubernamental e institucional, fueron muy escasas y poca educativas.

Pues bien, es importante recordar que la primera vez que se celebraron actividades en honor al árbol en el mundo fue en el año 1805 en el pequeño pueblo de Extremeña de Villanueva de la Sierra, en la Provincia de Cáceres, España. Fue una actividad promovida por el párroco del lugar con el apoyo entusiasta de sus pobladores. En el caso de nuestro país, el 29 de mayo de 1948 se declara el araguaney Árbol Nacional y se asumió como Día del Árbol. Posteriormente por una resolución del Ministerio de Educación de Venezuela, el 19 de mayo de 1951, se decide celebrar la Semana del Árbol, tomándose como día del árbol el último domingo del mes de mayo. Inclusive con base al decreto de Cipriano Castro, de fecha 10 de abril de 1905, se debía celebrar la Fiesta del Árbol con carácter de obligatoriedad en todas las escuelas del país. Por esa razón en nuestros tiempos se disfrutaban de muchas actividades en honor al árbol, incluyendo los llamados actos culturales, con exposiciones, carteleras, refrescantes jugos de frutas y deliciosas tizanas.

Los árboles son una bendición de Dios y regalo de la naturaleza, para combatir los crecientes problemas ambientales y cambios climáticos, que en estos momentos están afectando a todos los pobladores del globo terráqueo. Además son testigos incondicionales de la cultura e historia de las ciudades, en el caso venezolano tenemos la ceiba de San Francisco en la avenida Universidad de Caracas, el Samán de Catuche, cerca del Panteón Nacional, donde estudiaba Andrés Bello y el famoso Samán de Guere, en cuya sombra bailaban nuestros indígenas, clamando por la lluvia en los tiempos de sequía y con muchas otras historias. En el caso de Maracaibo podemos referirnos a una mata de chirimoyo que estaba plantada en el patio de una casa que data del siglo XVII, ubicada en la llamada Calle Real, hoy Obispo Lazo (avenida 4), donde actualmente está el histórico edificio del Consejo Legislativo del Zulia (1890) y que para 1885 era la sede de la Escuela de Artes y Oficios de Maracaibo, y también del Ateneo del Zulia (1889). Se conocía como esquina de Chirimoyo.

Tomando como referencia nuestro árbol nacional el araguaney, de la especie chrisantha, compuesta por vocablos griegos que significan «flor de oro», o su origen indígena de la voz caribe «aravenei», que es una planta fuerte y tiene el don de crecer casi en cualquier suelo, incluso en aquellos que son pobres en sustancias orgánicas, podemos tomar la reflexión del arquitecto ambientalista Fruto Vivas, de combatir el clima de la «Tierra del Sola Amada», aumentado el número de árboles en nuestra Maracaibo. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ciudades deben tener 8-10 metros cuadrados de área verde por habitante y los maracuchos solo contamos con 1-2 m²/hab. Para ello solo requerimos la decisión de todos a sembrar un araguaney u otro árbol en nuestro entorno.

La Maracaibo 2029, debe ser una ciudad verde donde los árboles sean nuestros guardianes territoriales, cumpliendo sus funciones de liberar oxígeno, purificar el aire, reducir el calentamiento de la tierra y regular los ciclos climáticos e hidrológicos. Los tres niveles de Gobierno están en la obligación de realizar y promover actividades y programas que motiven y obliguen legalmente a los maracuchos a proyectar una Maracaibo con un aire acondicionado totalmente frondoso y natural y, para garantizar calidad de vida a las generaciones de relevo. Rescatemos el sentido de pertenencia de los niños por el árbol, con una conciencia y visión ambientalista. Contamos con vos!. @funmara500.

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