El rol del ciudadano

29 de diciembre, 2014 - 1:40 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Resulta un hecho indiscutible que este nuevo año 2015 estará cargado de eventos y circunstancias que comportarán una prueba de fuego para la sociedad híbrida, diversa, heterogénea que somos. Esos hechos van hacer que seamos más fuertes o más débiles, nos van hacer progresar al ritmo de las nuevas exigencias de un mundo globalizado o van a permitir que retrocedamos a tiempos y escenarios ya superados.

A lo largo de la historia hemos aprendido, que cuando los países entran en crisis por eventos bélicos, por circunstancias de desestabilización política, o por razones económicas, su población hace de la adversidad una oportunidad para empujar el desarrollo de las potencialidades que le pertenecen. Luego, es una tarea pendiente para materializarla en este nuevo ciclo que se inicia, asumir en nuestra cotidianidad, ante nuestros objetivos y metas, y como un compromiso sempiterno con nuestra nación, el rol de ser ciudadano.

En la teoría política contemporánea podemos resaltar cuatro modelos de ciudadanía, la descrita por Jhon Ralws para la ciudadanía liberal que la considera como un status de iguales libertades basicas; la estudiada por Robert Nozick,  la ciudadanía libertaria, en donde el ciudadano solo es el cliente de un Estado mínimo; la señalada por Jurguen Habermas,  la ciudadanía republicana, en donde se puntualizan los derechos de participación y comunicación política, posibilitando el papel activo del ciudadano, y la puntualizada por Charles Taylor,  la ciudadanía comunitaria, que se traduce en un reconocimiento e igual valor de las diferentes identidades individuales y colectivas de los miembros de la comunidad política, necesarias para el desarrollo y la convivencia social.

Nuestro modelo constitucional hace prevalecer el modelo de Taylor a través del denominado Estado Prestacional, en consecuencia, nuestra democracia es y debe ser robusta, capaz de sostenerse ante las complejas condiciones sociales modernas; las múltiples fuentes de conflictos políticos deben reducirse a un conjunto de desacuerdos básicos y normales en una sociedad como la nuestra, posible de ser resueltos a través de los mecanismos que la Constitución y la ley establecen, es el llamado ejercicio del Estado de Derecho bajo el imperio de la ley.

Por consiguiente, ser ciudadano implica entender que el orden de la sociedad —leyes, cultura, instituciones— no es un hecho natural. El orden social es una creación del hombre de la misma sociedad, y ese orden social debe prevalecer para no abatirse en el caos. Es nuestro comportamiento, nuestra manera de ser con los demás, la forma en que realizamos nuestro trabajo, la manera como retribuimos a la sociedad toda un poco de lo que le hemos quitado, es hacer lo que debamos hacer sin que nadie lo note o perciba, es el cumplimiento estricto de la ley aunque parezca injusta, en suma, es colocar las cosas en su justo lugar.

Juntos podemos lograr progresar, con nuestras diferencias, con nuestra heterogeneidad, pero con claridad a donde queremos avanzar, solo así seremos merecedores del legado de nuestros antepasados para construir una sociedad más humana, vivible y justa.

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