El corcel desbocado

14 de junio, 2015 - 4:26 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El corcel se ha desbocado,  tal vez sin saber, o sin importarle, el abismo que lo espera.

Se ha desbocado el corcel persiguiendo al dólar  negro; pero el negro  vuela  con las mismas alas de los tres tipos de cambio con los que está hecho el caballo que lo persigue hasta el precipicio.

Los expertos en economía que parieron, no sin dolor este corcel, todavía no están locos, y siguen juntando sus manos en señal de plegaria judeo cristiana, esperando un milagro. Pero el milagro está en el abismo sin fondo, riéndose de  su ingenuidad.

El dólar negro es una abstracción en la cual cabalga el huracán de la mafia imperialista. El principio mafioso contamina y corrompe todo lo que toca; y ha tocado con sus miserias al pueblo que amó a Chávez, y lo apoyó en tantas elecciones, y lo salvó de las fauces del imperialismo que ya lo tenía en sus garras.

La derecha es otra abstracción, cada día más poderosa en la confusión del pueblo trabajador venezolano; la derecha es una de las extremidades del capitalismo, tiene tantas, como todas las que puede prodigarse su fértil imaginación.

El dólar negro, encaramado en la vulnerabilidad de los tres tipos de cambio, paridos por la nariz  de los expertos en economía,  como abstracción genera una realidad que controla la vida y la muerte  de los que no tienen más que su fuerza de trabajo para sobrevivir; es invencible  en poder de  atraer cuánto dólar  hay por ahí, y someterlo a su medida.

Los plátanos de El  Chivo, y Santa Bárbara, que no han sido importados a razón de ninguna divisa, única o escalonada, están sometidos al dólar negro; y como este sigue volando alto, y más alto, un plátano cuesta mínimo 30 bolívares, cuando hace muy poco tiempo costaba un bolívar.

Todos los precios, absolutamente todos, están sometidos  a la realidad aparentemente invencible del dólar  negro, y todas nuestras posibles respuestas  están debilitadas por  los tres tipos de cambio, que un día infeliz  parieron  los expertos de la economía.

Una gran parte de nuestro pueblo trabajador, le ha prestado oídos a los vendedores de ilusiones, tarifados por el capitalismo, y que le han sugerido a sus pies: «Pare de sufrir», «métase a  bachaquero», «vuélvase lento como cajera o funcionario de lo que sea, para que  nunca se acabe la cola», «protagonice una coñiza, frente  a cada superrobo, mientras  se espera que saquen la leche, o el papel higiénico», «no sea bobo o boba, monte una tiendecita  en su callejón, y venda un pañal por mil bolos, una toalla sanitaria en 500, un litro de aceite en 400, un kilo de arroz, tipo I, en 300; no deje que nadie le reclame, ese es su negocio» . «Pilas, especular es un derecho humano».

Los tres tipos de cambio continúan sobre el corcel que se desboca, persiguiendo inútilmente al dólar  negro, made in USA,  irremediablemente hacia el abismo. Son tercos los expertos en economía, que prefieren la pobreza y la miseria del pueblo, antes  que  rectificar.

Los precios de la miseria están posesionados: van a llegar los cauchos y las baterías; las mafias están de fiesta, en el control anticipado de la mercancía que se anuncia; al precio de la regulación, se le monta el dólar negro; 25 mil bolos por un caucho. Todavía  no estamos locos: dame cuatro.

Tal vez rectifiquen los expertos en economía, en la línea divisoria del abismo; ya el pueblo trabajador está empobrecido, rondando  la miseria. Algunos discursos  dirán que nos ha  derrotado la derecha, en la vieja bobada de designar con una abstracción, la perversa realidad capitalista.

La clase obrera, trabajadora y campesina es el sujeto histórico de toda construcción científicamente socialista.

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