El capitalismo ha fracasado

6 de julio, 2014 - 1:36 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El capitalismo es una formación económica social, prehistórica, basada en la propiedad privada sobre los grandes medios de producción, su dominación superestructural es ejercida desde sus estados burgueses en cada espacio nacional, bajo el funcionamiento de modelos de Gobierno que van desde la democracia hasta la tiranía. Su retórica ideológico-política niega la división de clases, creando la ilusión de una sociedad igualitaria, libre y hermanada, donde todos tienen la oportunidad para triunfar y ser felices.

Sin embargo, la ilusión sostenida por el discurso más mediático e intelectual de la burguesía transnacional, no puede mitigar el hambre de más de 4.500 millones de seres humanos hoy, en gran parte del mundo donde gobierna el capitalismo y que de la pobreza,  han pasado a la miseria catapultados por el rigor de la explotación extrema del producto del trabajo asalariado.

Los estados capitalistas se asumen como padres protectores del bienestar social de todos los hijos de la patria, las reglas del modelo neoliberal cuestionan esta vieja y apolillada promesa, y afirman que el Estado debe desembarazarse de estas obligaciones compensatorias de su lógica de explotación. Los pobres tienen que apretarse el cinturón y pagarse a sí mismos, sus miserias.

El fracaso del capitalismo lo lleva a promover guerras imperialistas para reoxigenar su economía maltrecha por la deflación que no encuentra compradores para sus gigantescos volúmenes de mercancía; a vender drogas y a reconstruir ciudades devastadas por su propia metralla.

El fracaso del capitalismo hace imposible la paz y el desarrollo social de la humanidad, cada día le será más difícil al imperialismo sostener sus mentiras sobre las supuestas bondades de su régimen de explotación. El capitalismo ha fracasado en todas partes  porque el carácter privativo de su explotación sobre el trabajo asalariado sustrae para sí las ganancias que forman el capital industrial que se convierte en financiero mediante una manipulación especulativa, y deja en manos del proletariado solo unas cuantas monedas para que sobreviva y siga sosteniendo su régimen de explotación.

El capitalismo ha fracasado en África, Asia, América y Europa. Aquella perversa acusación del supuesto fracaso del socialismo en la derrumbada URSS, rueda por el rostro del imperialismo, que no ha logrado los niveles de felicidad y desarrollo que experimentó y vivió la sociedad soviética. La mayoría de la población mundial, aletargada ya por la retórica de la llamada libertad de la cultura, promovida por el imperialismo en aquel famoso congreso de 1.950, de donde surge su guerra fría en contra del campo socialista, no pudo percatarse que con la victoria del imperialismo sobre la URSS se estaba derrotando el desarrollo histórico de la humanidad.

En un retroceso contrahistórico como la vuelta del capitalismo al otrora campo socialista de la URSS, donde antes estaba garantizada la prosperidad, la paz y el desarrollo de toda la sociedad, se constata que el verdadero fracaso pertenece al capitalismo. La pobreza y la miseria capitalista se han vuelto a instalarse con su desparpajo habitual en una sociedad, que desde 1926 había alcanzado la jornada laboral de seis horas, derrotó al fascismo haciéndole el más grande de los favores a la humanidad entera y era el freno para la prepotencia imperialista en su obsesión de sostener su modo de producción capitalista.

El fracaso capitalista es inocultable.

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