Crisis Mundial del Capitalismo

Eduardo Mármol Archivo
24 de octubre, 2016 - 3:51 pm
Eduardo Marmol

Venezuela ha sido utilizada como plan piloto para poner a vivir en la miseria a la clase obrera

Foto: Cortesía

Una vez más el imperialismo pretende salir de su crisis histórica, filosófica, sociológica, antropológica, ambientalista, y sobretodo, económico política, extremando sus condiciones de explotación sobre el proletariado mundial.

No son suficientes al capitalismo, sus grandes negocios: venta de armas, narcotráfico, medicinas, la dictadura del capital financiero comprando con papeles la ruina de naciones enteras, el monopolio de la industrialización sobre la producción general de bienes y servicios privilegiando a unos países sobre otros, condenados al subdesarrollo, al endeudamiento y la pobreza.

Ahora el capitalismo, modo de producción privado, promueve y ejecuta mundialmente una genocida acción de alza compulsiva de los precios de todos los bienes y servicios necesarios para la vida, que técnicamente devora y reduce al mínimo los salarios del proletariado mundial que comienza a despertar en la pobreza y la miseria, en la más espantosa calamidad de las diversas fases de la prehistoria de la humanidad.

Venezuela ha sido utilizada como plan piloto para poner a vivir en la miseria a la clase obrera, y desaparecer la ilusión de sus capas, como la media, que compulsivamente ha despertado sin los recursos suficientes para mantener su vanidad desclasada y filistea.

El imperialismo con su industria cultural de masas, ha devaluado el bolívar, y con sus alianzas paramilitares y políticas orientadas desde el Estado narcomafioso colombiano, ha decretado la inseguridad, el contrabando, y la desobediencia al gobierno; ha invadido a Venezuela con la enseñanza de los más viles valores del capitalismo; la efectividad de esa operación ha sido casi impecable; el conformismo y la resignación del pueblo trabajador venezolano ante el ataque económico es muy grande, pero no tan grande para vencer nuestra capacidad de lucha antiimperialista, y de liberación nacional.

Después de la larga y tenebrosa dictadura pinochetista, el Chile gobernado por la señora Bachelet, atemperada en su suficiencia social demócrata, fue sometido a la primera fase del plan piloto de hacer pagar con la miseria de la clase obrera, la crisis mundial del capitalismo. Antes había comenzado el experimento en México, Colombia, donde el proletariado, desde hace mucho tiempo aprendió a hacerle trampas al estómago para seguir viviendo de la peor manera, en medio de la pelizorrera democracia representativa neogranadina.

En medio de la ejecución del plan general de empobrecimiento del proletariado mundial, a través del aumento compulsivo y desproporcionado de la comida y las medicinas, sin las cuales nadie puede seguir viviendo, el imperialismo sigue hablando de las bondades de su capitalismo, y del supuesto fracaso del socialismo; acepta sentarse a negociar diálogos de una supuesta paz con los movimientos insurgentes que no ha podido exterminar o prostituir. Pero la realidad en sus contradicciones, expresa claramente que no puede haber paz cuando las obreras y trabajadores se están muriendo de hambre para sostener la crisis mundial del capitalismo.

En Venezuela hay una alharaca con el revocatorio al presidente Maduro, quien ha sido altamente saboteado por el empresariado parásito, la corrupción comercial y bachaquera que enfrenta al pueblo contra el pueblo, y una parte del funcionariado público y privado en contra de los intereses de la patria venezolana y particularmente de su clase obrera. Sin embargo, otra vez la realidad, en la aplicación de las leyes del materialismo dialéctico e histórico, nos dice que el revocatorio es para el capitalismo, antes que acabe con el pueblo venezolano.

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