Cómo no está construido el Poder Popular…

23 de agosto, 2015 - 3:32 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Como no está construido el Poder Popular, ha llegado la hora de construirlo; hora urgente, inaplazable donde estamos compelidos a defender un principio histórico que nos impulsa a la lucha por cuestionar, desenmascarar y derrotar al capitalismo, con su terrorismo y sus miserias, y comenzar a edificar el socialismo.

El Poder Popular en su perspectiva, es un ejército rebelde, integrado por la clase obrera y trabajadora, único sujeto histórico realmente interesado en derrotar al capitalismo, las amas de casa, desempleados, adolescentes, jóvenes de todos los sexos, que sienten  dentro de los sentimientos, el profundo arraigo a las aguas, bosques, pájaros, siembra,  heroísmo, frutas,  manantiales, costumbres de amor, decencia, solidaridad, honradez, altruismo, encima de la tierra venezolana en su configuración de Patria, libre y soberana. (Artículos,  5, 70, 132… de la CRBV).

La clase obrera y trabajadora en su proyección de Poder Popular, para la toma del Poder que debe comenzar a construir una nueva Formación Económico-Social, o bien sea, el socialismo, se expresa y actúa, organizada, consciente, sin pausa y sin improvisación, desde diversas formas orgánicas del Poder constituyente:  Sindicatos clasistas, Consejos Socialistas de Trabajadores, Delegados de Prevención, Juntas Populares de Distribución de los Alimentos, Bloque Popular Revolucionario, Consejos Comunales, otras formas de Organización Comunitaria,  Comunas , Movimientos sociales, progresistas, revolucionarios,  es decir, antiimperialistas, con apego a los intereses de la Patria venezolana.

Uno de los grandes escollos a vencer en esta necesaria e impostergable construcción del Poder  Popular, es una avasallante corrupción que ha penetrado todos los estamentos del sector privado y público del país.

La realidad  de hoy en Venezuela nos dice que toda transacción, en el sector público y privado, independientemente de la mercancía que sea, tiene una red de corruptos que implosionan el subsidio, del  Gobierno Bolivariano en su función administradora del Estado, si lo hubiese, o falsean la estructura de costos, o más bien,  los costos de las alcabalas de la importación para imponer a trocha y mocha unos precios que con frecuencia llegan a más del 2.000% de la tarifa en la cual deben ser vendidos.

Cobra vida y plena vigencia una de las frases más celebres de Gonzalo Barrios, uno de los corruptos más conspicuos del partido Acción Democrática: «En Venezuela, no hay ninguna razón para no robar». Más que razones, esas condiciones propicias para el ejercicio de la Corrupción, están  más afianzadas hoy, a la luz de complicidades miserables de funcionarios públicos y privados de toda laya, que acumulan y siguen acumulando fortunas colosales, a costa de la pobreza y la miseria que ya ha comenzado a lacerar al pueblo trabajador venezolano.

El Poder  Popular, en construcción, tiene que salirle al paso a cualquier forma de corrupción, y denunciar al corrupto, llámese como se llame, por más encumbrada que sea su posición en el ámbito público o privado, empresario o funcionario de cualquier tipo. Pero esta labor no puede hacerse, desde ambivalencias en torno a ese cáncer que amenaza  la Revolución Bolivariana, y al futuro de la construcción del socialismo científico en Venezuela. La crítica y la condena a la corrupción deben hacerse desde la incorruptible condición de un Poder Popular deslastrado de los vicios que nos oprimen, por voluntad del Imperialismo.

Ningún miembro del Poder Popular, puede ser corrupto, amigo o cómplice de la corrupción, que para todos los casos, es igualmente deleznable, y contrarrevolucionario. 

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