Almagro: un pequeño títere

12 Roberto Quintero
8 de agosto, 2016 - 8:11 am
Roberto A. Quintero V.

Esta «crisis» democrática inducida por el «horror económico» de los representantes del neoliberalismo mundial tiene sus marionetas y disfraces

Foto: Cortesía

La democracia como sistema político garante de derechos y deberes, está sometida en la hora actual a ataques de todo tipo, desde bombardeos autorizados y dirigidos por la Otan (Remenber Libia, Irak, Irán, Somalia, Yugoslavia, etc), además de endemias mediáticas (Venezuela 1999-2016), fraudes electorales acompañados de golpes de estado (Honduras), intervenciones económicas por cobro de deudas (Grecia), imposturas políticas de toda naturaleza y judicialización democrática (sustitución y juicios contra presidentes electos por votación popular, Paraguay y Brasil) en fin, un rosario de calamidades y abusos políticos ilegales destinados a debilitar la democracia con regresiones de derechos que no resisten un serio análisis legal, todo esto a nivel mundial.

Esta «crisis» democrática inducida por el «horror económico» de los representantes del neoliberalismo mundial tiene sus marionetas y disfraces, siendo uno de los más representativos en este momento un personaje de cartulina que ocupa el cargo de secretario de la OEA de apellido Almagro, quien opera con un discurso fatalista que esconde el pánico de la clase social poderosa y omnipotente, a la cual le presta servicios como mayordomo.

Este nuevo adalid de la libertad, la igualdad y la justicia, disfrazado de Cid Campeador, ofrece un discurso amañado, enemigo del dialogo (mecanismo este necesario no solo en Venezuela, sino en Sudan, Siria, Ucrania y en el resto del mundo) y amigo de las restricciones democráticas tipo «aplicación de la carta democrática» en nombre de la sacro santa OEA como política muy eficaz para superar la supuesta crisis que viven algunos países de América Latina.

Esta es la solución política enarbolada por el sabio secretario de la OEA para reivindicar la política neoliberal de la «rara dictadura» del nuevo orden impulsado por los agentes del cambio democrático neoliberal con un supuesto ropaje de propuestas de avanzada (como las impulsadas e impuestas por Macri en Argentina) en materia económica.

Estoy convencido que el cambio neoliberal se orienta a imponer un sistema democrático de miedo y silencio capaz de desafiar y cambiar el orden democrático mundial. El proceso político de cambio neoliberal nos conmina a combatir el déficit publico que se origina por considerar que el gasto social es superfluo teniendo el defecto de no ser rentable y de esta manera abrir la vía al juego del beneficio en el marco de una economía especulativa, para el avance, desarrollo y fortalecimiento del nuevo sistema democrático que no tendrá dinero para la educación y la salud.

Esta importante y descomunal tarea antipolíticas sociales es llevada a cabo en todo el universo por los «doctores de la palabrería mediática» siendo un representante incondicional de tal estirpe el Sr. Almagro. Estas desdibujadas marionetas políticas olvidan algo esencial, que para interpretar la realidad político-social y cambiarla es necesario conocerla.

Las acciones de «el títere Almagro» no aportan nada positivo nuevo a la historia del conocimiento político democrático, por el contrario, su acción se transforma en una bufonada de mal gusto.
A este aventurero de nuevo tipo de la política latinoamericana debemos expresarle que en definitiva un «pequeño títere» no podrá superar lo que no fue capaz de impedir el poderoso imperio español: doblegar la patria de «El Libertador Simón Bolívar».

 

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